Sidse Babett Knudsen, la actriz que enamoró a los espectadores de la serie de televisión Borgen, es la protagonista de la cinta que inauguró ayer el 64 Festival de Cine de San Sebastián, La doctora de Brest, que dirige otra mujer, la francesa Emmanuelle Bercot, que no puede estar "más orgullosa" del encargo. "Es un privilegio del que estoy muy orgullosa", señaló la directora al saber que, en las 64 ediciones del Zinemaldia, es la primera realizadora que abre el festival, algo que ya le sucedió en 2015 cuando su largometraje Con la frente en alto fue seleccionado para inaugurar del Festival de Cannes.

El equipo de la película cerró ayer la gala de inauguración del Festival, que presentaron las actrices Mireia Gabilondo, Emma Suárez y Cayetana Guillén, y dio el pistoletazo de salida a la muestra con la primera proyección de la cinta, en competición oficial. "Las mujeres somos menos estadísticamente", apunta como posible explicación a la escasez de mujeres en los festivales, para añadir enseguida que "es francesa" y "nunca" ha sufrido por ser mujer directora, sino al contrario, "me han reforzado". "Creo que cada vez más, ser mujer es un punto positivo, más que una debilidad", señaló.

Directora y actriz llegaron a la entrevista con los medios horas antes de la gala, vestidas ambas de manera informal, con la cara lavada y muy positivas a pesar de la paliza: vienen de Toronto vía Francia donde la huelga de controladores las ha tenido retenidas más tiempo del deseado. Ambas estaban "deseando" venir al festival, Knudsen dice que "todo el mundo" le había dicho que se lo iba a pasar "muy bien" porque "es un festival de cine "de verdad" y se come de maravilla", afirma mientras oculta el estómago con sus manos.

"Cine y comida", lo que más le puede gustar a esta morena de ojos azules, nada fríos, sino todo lo contrario, y un detalle muy importante para que pudiera convertirse en la doctora Irene Fracho, una neumóloga "de provincias", explica Bercot, que denunció un escándalo farmacéutico que causó decenas de muertos. "Es la Erin Brockovich francesa", apunta Knudsen, quien explica que la propia Fracho le puso al día de todos los detalles del caso, como un torrente. "Es hiperactiva, contesta teléfonos, habla contigo, atiende al ministro, llora un poco, se ríe, todo a la vez; es muy emocional, es un gran personaje, no se puede uno inventar a esta mujer, es demasiado", explica la actriz danesa que, sorprendentemente, gesticula tanto como habla: "Es que mi madre es medio italiana, por eso necesito mucho espacio para mover las manos".

La película cuenta una historia real ocurrida en 2009. En un hospital galo, esta neumóloga descubrió una conexión directa entre una serie de muertes poco claras y un medicamento aprobado por el estado.