Dior, Chanel, Gucci, Loewe? grandes nombres de la moda que durante estas semanas, con la celebración de las principales fashion week en las capitales del diseño, están en boca de todos los seguidores de tendencias. Sus desfiles son una cita imprescindible para críticos de moda, compradores internacionales, estilistas e influencers de todo el mundo. Desde el pasado 20 de septiembre, día en que comenzó la semana de la moda de Milán, y hasta el próximo martes, día en el que los desfiles de París celebran su última jornada, los atascos de coches negros con los cristales tintados, los flashes a las puertas de los edificios más emblemáticos de estas capitales de la moda para captar los mejores estilismos, y los cuchicheos al ver qué celebrities ocupan la primera fila de cada desfile, son el pan nuestro de cada día.

Pero, además de las citas programadas en el calendario oficial, a las que solo se puede acceder con invitación directa del diseñador o diseñadora de turno; la influencia de las fashion week en estas ciudades europeas va mucho más allá. Centenares de presentaciones en showrooms con marcas que darán mucho que hablar (o que ya lo están haciendo); decenas de desfiles en galerías o espacios públicos, bautizados como los Off, de creadores emergentes o firmas que huyen de los canales convencionales; un derroche de fiestas y cócteles, y una pasarela callejera digna de mención, o lo que es lo mismo, el famoso street style.

En la primera jornada de la semana de la moda de Milán, la firma de sandalias Birkenstock escogió la terraza del espacio multidisciplinar 10 Corso Como para presentar su nueva colección, realizada en colaboración con la artista americana Kris Rush. El calzado, con el blanco y negro como colores base, se colocó sobre esculturas de hierro y mesas de forja. Elementos que los asistentes sorteaban mientras disfrutaban de la música en directo, y una selección de bebida y comida. No muy lejos, en la vialle Montello, Brunello Cucinelli recibía a sus invitados en el jardín de su showroom con un aperitivo italiano por todo lo alto. Entre mesas de quesos, embutidos, pastas y demás delicias del país, los asistentes descubrieron la nueva colección de la firma italiana. Y que también lucían varias modelos en vivo para mostrar una vía alternativa al desfile. En el Quadrilatero della Moda, AGL Shoes y Samuele Failli, mostraban sus respectivas colecciones de zapatos en pisos y salas de hoteles convertidos temporalmente en showrooms. Y Furla transformaba las lujosas habitaciones del Palazzo Cusani en el escenario perfecto para colgar sus bolsos. Todo, mientras en las calles de Milán centenares de personas aprovechaban las esquinas del Duomo, la plaza del Teatro Della Scala, las vías del tranvía o la galería Vittorio Emanuele para hacerse fotos con sus estilismos plagados de prendas de primeras marcas.

Y, una semana después, en París ocurre lo mismo. Ayer, mientas Acne Studios, Mugler o Elie Saab presentaban sus colecciones en lujosos espacios, DROMe lo hacía en un garaje reconstruido de la Rue de Lübek, encandilando a los asistentes con sus vestidos y prendas de delicada piel. En la otra esquina de París, Marcelo Burlon aprovechó el piso superior de una galería de arte para enseñar sus prendas sport y su colección cápsula protagonizada por Minnie Mouse. Y en la zona más lujosa de París, Giorgia Viola convirtió las habitaciones de un enorme piso francés de techos altos y suelos de madera en pequeños habitáculos para diseñadores.