Niña rica, modelo, it girl original, compositora, cantante, actriz ocasional, primera dama de Francia... la biografía de Carla Bruni dibuja una reinvención continua, siempre en la frontera entre el éxito y el escándalo. La esposa de Nicolas Sarkozy cumple hoy cincuenta años en una inédita situación de estabilidad sentimental y con un nuevo disco bajo el brazo.

El escándalo es algo connatural a la Bruni, fruto de una relación extramatrimonial de su madre, Marisa Borini, y el empresario brasileño Maurizio Remmert, que se inició cuando ella tenía 35 años y él 19. El romance duró seis años y no era desconocido para el padrastro de Carla, el empresario y melómano turinés Alberto Bruni Tedeschi, que la crió como si fuera sangre de su sangre. Pero lo más llamativo es que Remmert era el hijo de un antiguo amante de Borini, Giorgio Remmert.

Cuando nació la pequeña Carla, aquel 23 de diciembre de 1967, su familia estaba afincada en Turín. Pero la amenaza creciente de las Brigadas Rojas llevaron a la familia a trasladarse a Francia, que se convertiría en una auténtica patria adoptiva para los Bruni Tedeschi y especialmente para Carla, que tenía entonces cinco años. Cuando acariciaba la veintena, la belleza de Carla Bruni llamaba la atención de diseñadores como Gianni Versace. Convertida en top model, la Bruni convulsionó la pasarela con su elegancia y su fascinante vida sentimental. En esa década prodigiosa de los años noventa del pasado siglo, Bruni protagonizó romances con figuras como los actores Vincent Pérez o Kevin Costner, y los músico Eric Clapton y Mick Jagger. Especialmente sonado fue su idilio con el líder de The Rolling Stones, una historia de pasión que se alargó durante ocho años para aflicción de Jerry Hall, pareja en la época del cantante.

En el ocaso de su carrera como maniquí, la Bruni supo reinventarse en compositora y cantante. Sus primeros pasos en el mundillo los dio de la mano de Julien Clerc, para quien escribió las canciones de su álbum Si j'étais elle, publicado en 1999. Pero el éxito le llegaría en 2002 con Quelqu'un m'a dit, ya como intérprete de sus propias canciones. Entre medias, la Bruni tuvo a su primer hijo, Aurélien, fruto de una polémica relación con el filósofo Raphaël Enthoven, hijo de un examante de la joven, que a su vez dejó a su esposa por ella.

Aquello no duró, aunque la Bruni no tardaría mucho en encontrar de nuevo el amor, y en un lugar de lo más inesperado. En 2007, la cantante inició un romance con el entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, doce años mayor que ella y divorciado poco antes de Cécilia Ciganer. Una relación que alimentó los tabloides durante toda la presidencia del político conservador. Casados desde 2008, Sarkozy y Bruni tuvieron tres años después a su hija Giulia.