El príncipe Enrique de Inglaterra y Meghan Markle emprendieron ayer su nueva vida tras una aclamada boda que combinó fasto, tradición y mestizaje en Windsor. Sin embargo, tendrán que esperar para irse de luna de miel debido a sus obligaciones reales. Los nuevos duques de Sussex tendrán mañana su primer compromiso oficial uniéndose al príncipe Carlos en los jardines del Palacio de Buckingham para un evento dedicado a obras de caridad.

El príncipe y la exactriz estadounidense se dieron el sí quiero el sábado en la iglesia de San Jorge del castillo de Windsor, durante una ceremonia que combinó el esplendor de la monarquía británica con aportes de la cultura afroamericana, lo cual fue celebrado por la prensa como un "triunfo". Entre los momentos fuertes: el apasionado sermón del reverendo afroamericano Michael Curry, la canción S tand by me interpretada por un coro góspel, o las palabras "Estás impresionante" que le dedicó Enrique a su prometida en la iglesia.

"Gracias a todos los que vinieron a Windsor y a los que siguieron (la boda)", tuiteó la cuenta oficial de la familia real acompañado de unas fotos de la jubilosa multitud que siguió en enlace en las inmediaciones durante la tarde del sábado. Tras el convite, ya por la noche, Enrique y Meghan se encontraron con 200 amigos y familiares para una recepción organizada por el príncipe Carlos en la mansión de Frogmore House, cerca del castillo. Enrique llevó a su flamante esposa en un Jaguar E-Type descapotable cuya matrícula es E190518, la fecha de la boda. Meghan, con un vestido de crepé de seda de Stella McCartney, dio un discurso, desmarcándose una vez más de la tradición.

"Es una mujer fuerte. Sabe lo que quiere", declaró a la prensa la diseñadora de su vestido de novia, la británica Clare Waight Keller, directora artística de Givenchy.

La prensa británica reseñaba ayer en profundidad el matrimonio, rivalizando en elogios para comentar la ceremonia. "Bajo un resplandeciente sol de mayo, la boda de los nuevos duques de Sussex fue el reflejo de su personalidad: una pareja relajada, agradable, glamurosa y adorable. Fue un triunfo", escribió el Sunday Telegraph, con una foto en portada de la pareja abrazándose. "La novia estuvo sublime", añadió el periódico conservador, diciendo que "Disney no hubiera podido crear una mejor princesa". "El mejor de todos los enlaces reales", se atrevió The Sun on Sunday, diciendo que esta unión suponía un "cambio histórico" para la monarquía. Menos entusiasta, The Guardian apeló en un editorial a no exagerar el posible impacto de esta unión. Aunque moderno en comparación con sus padres, Enrique y Meghan no son nada "revolucionarios", dijo el periódico. En España, la boda fue seguida en directo por 2,1 millones de espectadores.