¿Qué tienen en común Mick Jagger, Greta Garbo, Cristobal Balenciaga, Marilyn Monroe, Francis Bacon, Audrey Hepburn, Salvador Dalí y Orson Welles? Pues, además de ser grandes iconos del siglo XX, haber sido retratados por el objetivo mágico del fotógrafo Cecil Beaton (Londres, 1904- Salisbury, 1980). Por primera vez en España, y en el marco de PhotoEspaña, la Fundación Canal acoge, hasta el 19 de agosto, Cecil Beaton. Mitos del siglo XX. Una retrospectiva dedicada a la obra fotográfica de este artista. Porque Beaton fue mucho más que un magistral retratista. También fue escritor, pintor, escenógrafo, modisto? hasta el punto de que obtuvo tres premios Óscar en su vida por la dirección de arte y el vestuario de las películas My Fair Lady y Gigi.

El derroche de sentimientos y energías que Beaton ponía en cada una de sus obras se percibe en cada una de las imágenes que componen esta muestra. De hecho, es un autorretrato del creador lo que recibe a cada visitante. Y su mirada, penetrante, llena de emoción, conectada directamente con el alma, anuncia el mágico y creativo universo en el que se está a punto de entrar.

Su sensibilidad hacia la belleza, tanto la real como la que él mismo conseguía inyectar a cada foto, es el hilo conductor de la exposición. Una característica que le acompañó durante toda su vida, desde las primeras fotografías que disparó siendo un niño -influido por su niñera, Alice Louise Collard, fotógrafa amateur que le enseñó lo que sabía-, y que protagonizaban su madre y hermanas, a las que vestía con historiados trajes y hacía posar ante fondos dignos de escenografías cinematográficas. De hecho, muchas veces reconoció que los fondos de sus obras eran a veces más importantes que los personajes que aparecían en ellas.

Entre los 116 retratos que conforman esta retrospectiva aparecen las diferentes etapas que vivió Beaton durante las seis décadas de trabajo como fotógrafo. El cine, el arte, la moda y la sociedad son las cuatro grandes temáticas que marcaron su trayectoria, retratando a los personajes más ilustres de cada una de ellas. En la primera, en el mundo del cine, Beaton reflejó como nadie a los grandes personajes de la época dorada de Hollywood. Su pasión por esta tierra, o interés, hacía que viajara una vez al año a Estados Unidos, alojándose en diferentes hoteles cada vez y redecorando sus suites para utilizarlas como estudios y por las que pasaron grandes estrellas como Marilyn Monroe, Tallulah Bankhead, Joan Crawford, Greta Garbo o Maria Callas. Sus paseos por Hollywood también le hicieron aprovechar los propios escenarios de las grabaciones como fondo de su trabajo. Muestra de ello son algunos retratos como los de Gary Cooper o Buster Keaton. Y uno de los más icónicos de su carrera, el de Audrey Hepburn en 1963, durante el rodaje de la película My Fair Lady. La conexión que se percibe en esta foto entre el fotografiador y la fotografiada trasciende a la imagen fija. Se convierte en algo vivo, que toca el corazón del que mira la imagen y que lo atrapa de tal forma que incluso llega a hacerle sentir protagonista. Y eso es lo que ocurre con todos sus trabajos y lo que ha hecho de Beaton uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX.

Más allá del cine, Beaton también se sintió muy atraído por el arte y la cultura internacional. Además de realizar sus propias obras pictóricas, cuenta en su haber con retratos de nombres históricos de la pintura como Salvador Dalí, Pablo Picasso o Francis Bacon. Pero también a iconos de la escultura, la música, la poesía, la dramaturgia, la literatura o la danza. Sin duda, era el retratista del arte. Y también de la moda y la bellaza. Un hecho nada sorprendente tendiendo en cuenta su elevado nivel estético. De hecho, a él se le atribuyen los inicios de la fotografía de moda tal y como se entiende hoy en día. El fotógrafo británico retrató a muchos famosos para la revista Vogue. Y diseñadores fundamentales como Coco Chanel, Christian Dior, Elsa Schiaparelli, y Cristóbal Balenciaga.

Los retratos de personajes del mundo político, de la realeza y de la nobleza que posaron ante su objetivo contrastan con las desgarradoras imágenes de la II Guerra Mundial, que llegaron a protagonizar portadas de importantes publicaciones, y que Beaton realizó en 1940 por un encargo del Ministerio de Información Británico; en el que se pidió que documentara fotográficamente los frentes del conflicto. Un viaje a través de la fotografía en el que se rompen todas las barreras del espacio y el tiempo.