El actor coruñés Nancho Novo estrenó ayer mismo en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida su versión de Ben-Hur para la compañía de teatro Yllana, una visión del clásico de Lewis Wallace pasada por el tamiz del humor y que ha supuesto todo un desafío para el polifacético artista gallego.

-Darle una lectura cómica a un drama épico como Ben-Hur tiene que ser todo un reto, ¿no?

-Y hacer un texto para Yllana, que son los reyes del humor sin texto. Pero ha sido divertido. Me gustan los retos. La vida sin desafíos no sería nada.

-Cuando decidió hacer El cavernícola , ¿pensó que pudiera durar tantos años en cartel?

-Pues no. Nueve temporadas consecutivas con esta producción, y ya la había hecho antes durante otras tres temporadas. Llevo 920 funciones.

-Tras tanto tiempo, ¿se quiere o se odia al personaje?

-Es una especie de doctor Jekyll y el señor Hyde. Es una relación de mucho amor y a veces de odio, aunque en general le tengo mucho cariño porque le debo mucho a ese personaje y soy consciente de ello.

-¿Qué tenemos de cavernícolas?

-El cavernícola que yo defiendo es una persona mucho más conectada con su entorno, mucho más sensible y receptiva hacia su pareja. Digamos que todos tenemos un cavernícola moderno que se aleja mucho del tópico del tipo zafio y bruto. Partimos de la base de que el cavernícola pintaba en las paredes de su casa cuando la pintura aún no había sido inventada, o sea, partimos de una persona sensible.

-¿Qué piensa ese cavernícola moderno de movimientos feministas como #MeToo o del fenómeno surgido a partir del último 8-M en España?

-Está de acuerdo. Creo que aún hay un problema educacional y que hasta que no cambiemos eso no van a cambiar las cosas. Hay que educar a los niños y a las niñas desde muy pequeñitos a que las cosas no son como nos las pintan.

-¿El humor también puede contribuir a cambiar las cosas?

-Lo intentamos. De hecho en Ben-Hur también tenemos un pequeño apunte sobre el tema a partir de que tanto en la novela como en las películas las mujeres de repente desaparecen y solo aparecen a conveniencia del guionista.

-¿Deberíamos recurrir más al humor?

-Reírse es lo más sano que hay. Sin embargo, muchas veces confundimos reírse con burlarse. Es importante reírse de las cosas y de uno mismo, pero no burlarse de las cosas y aún menos de las personas, y creo que nos estamos malacostumbrando a esto por las redes sociales. El humor no son todos esos memes que te mandan por WhatsApp. A mí me aburren bastante. Ahora tenemos barra libre para opinar y para llegar a la gente a través de las redes, pero reconozcámoslo, hay gente más inteligente que otra, y hay personas que pueden hacer mucho daño. El humor desde el anonimato que dan las redes me parece muy peligroso.