Los litros de vino que regaron ayer a la multitud que asistió al chupinazo en la plaza del ayuntamiento de Pamplona no fueron suficientes para borrar la sombra de La Manada de la fiesta de sanfermines. La ciudad inauguró una semana de fiesta pero todas las miradas se centraban en los juzgados de Sevilla, donde los cinco miembros de La Manada, condenados a nueve años de prisión por abusos sexuales a una joven de 18 años un 7 de julio de 2016 en la fiesta pamplonesa, acudieron a firmar como cada viernes dentro de las medidas cautelares impuestas por la Audiencia Provincial de Navarra para su puesta en libertad provisional. No dieron declaraciones a la salida del juzgado pero su presencia fuera de prisión continúa procovando reacciones en toda España.

La plataforma Alerta Feminista se propuso teñir Pamplona de negro. Invitó a todas las mujeres a llevar camisetas de este color en señal de repulsa a La Manada. La iniciativa no cuajó entre las feministas de Navarra, que calificaron la idea de "oportunista". El rojo y el blanco volvieron a ser los colores protagonistas de la fiesta y las camisetas negras solo se dejaron ver en las redes sociales.

Tras el chupinazo a cargo de Motxila 21, un grupo musical formado por jóvenes con síndrome de Down, los pamploneses y pamplonesas arrancaron sus fiestas más importantes bajo fuertes medidas de seguridad -un total de 2.866 agentes vigilarán su funcionamiento- y con un tema pendiente: falta conocer si el guardia civil de La Manada volverá a entrar en prisión al apreciarse riesgo de fuga tras intentar hacerse con un pasaporte.