Bajo un sol abrasador, la Festa de Interese Turístico Internacional Rapa das Bestas de Sabucedo vivió ayer su segundo curro del fin de semana. Fue un espectáculo pasional, intenso, pero también tranquilo. Las reses estaban más calmadas que de costumbre y, al término del curro, el presidente de Rapa das Bestas, Henrique Bazal, desvelaba la razón: la asociación dio la consigna de aloitar "con tranquilidad", llevándolo "todo muy suave". Así fue y la yeguada respondió.

Entre una nube de más de 200 periodistas, fotógrafos y cámaras, en la Rapa más mediática, las reses estuvieron menos nerviosas. Y, si bien defendieron con fiereza su libertad y sus crines, el coraje de los aloitadores no cesó. Y en la noble lucha del hombre y las bestas, el primero venció. Ahora bien, para doblegar el alma libre de las reses los aloitadores no solo tuvieron que pisar el foso sino que incluso terminaron en ocasiones rebozados en la arena. En estos casos, para los ajenos a esa contienda, entraba en juego una segunda consigna: no saltar nunca a lomos de un équido cuando haya otro en el suelo porque "es muy peligroso". Los de Sabucedo saben hacer equipo. Se protegen los unos a los otros. Y cumplieron con la instrucción.

La valoración de Bazal tras el segundo curro no podía ser otra: "muy, muy positiva" porque "no hubo golpes y la gente lo pasó muy bien. Hicimos un trabajo perfecto", consideró. "Ayer" -por el sábado- avisé mucho de que no se saltase nunca a más de dos" reses "a la vez". Así se hizo y el resultado fue óptimo. El público aplaudió a rabiar cada lance y animó y ovacionó a los héroes de Sabucedo

Peinado fresquito

Fieles a su espíritu de sacrificio -que evidencia la presencia de Roi Vicente en el curro pese al fuerte golpe que sufrió el sábado- los aloitadores no cejaron en su empeño de proporcionarle a las reses un peinado fresquito para el verano. Lo hicieron de acuerdo con la tradición secular que se remonta a 1779, de acuerdo con las explicaciones que el humorista estradense Pablo García Chichas le dio al respetable. El salto sobre la res elegida, la cabalgada cuerpo a cuerpo, el abrazo de dos aloitadores que le priva de vista y el desequilibrio motivado por el aloitador al rabo se repiten para que el animal, quieto, permita el rapado de sus crines mientras que con una jeringa le sanean.

Este evento tiene su origen en una antigua tradición, de la que existen registros desde el siglo XVI, en la que se ofrecía el cabello de estos animales al patrón de la localidad, San Lorenzo, para que protegiese a sus habitantes de las enfermedades que otrora azotaban la región.

Además, A Rapa das Bestas tiene también como objetivo el cuidado de estos caballos que viven salvajes en los montes circundantes, ya que se aprovecha la ocasión para, además de adecentar sus crines, desparasitar y vacunar a unos animales que, por lo demás, no tienen contacto con el hombre durante el resto del año. La fiesta de A Rapa das Bestas, que este año ha estado dedicada a dos vecinos fallecidos durante el año, recibió hace ya más de diez años el galardón de fiesta de interés turístico internacional y se ha consolidado como una festividad que atrae hacia el pequeño enclave de Sabucedo a miles de personas durante un fin de semana en el que también hay espacio para la música folclórica y la celebración de una tradicional romería con sus orquestas, pulpo, churrasco y ceremonias religiosas.