El exsecretario general de la ONU Kofi Annan fue sepultado ayer con honores militares tras un solemne y emotivo funeral de Estado en su Ghana natal, donde le homenajearon líderes de varios países africanos y dignatarios internacionales. La exequias se oficiaron en el Centro Internacional de Conferencias de la capital ghanesa, presididas por clérigos de varios grupos eclesiásticos y amenizadas por tamborileros tradicionales.

El funeral de Estado contó con la presencia, entre otros, del jefe de Estado de este país de África occidental, Nana Akufo-Addo, y del secretario general de la ONU, António Guterres, además de varios presidentes de África y dignatarios de todo el mundo. Ghana le dedicó a su ciudadano más renombrado un duelo nacional de tres días, que culminó ayer con banderas a media asta y 17 disparos de pistola durante el sepelio celebrado en el Cementerio Militar en Burma Camp, junto al cuartel general del las Fuerzas Armadas ghanesas.

Dos enormes retratos, con su habitual rostro calmado y serio, presidieron la entrada del edificio en su honor, en una ceremonia a la que fueron invitadas unas 2.000 personas. Entre las diversas actuaciones musicales, la soprano y cantante de ópera Barbara Hendricks, embajadora de buena voluntad del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y amiga de Annan, interpretó el histórico himno góspel We Shall Overcome. Durante el acto tomaron la palabra el presidente de Ghana y el actual secretario general de la ONU; así como la viuda de Annan, Nane Lagergren, y los hijos de ambos, quienes elogiaron la genuina labor de su padre. "Durante la tumultuosa era en la que (Annan) dirigió las Naciones Unidas combinó la compasión, el compromiso y la habilidad diplomática para acercar la organización hacia la paz mundial", afirmó Guterres durante su tributo.

"Kofi Annan era la ONU y la ONU era Kofi Annan", sintetizó Guterres, al asegurar que muchos encontraron en el Nobel de la Paz un aliado y un líder excepcional capaz de unir a las personas para trabajar por la paz.

Por su parte, su viuda, emocionada, describió a su marido como un "ser humano extraordinario" y subrayó que "intentó hacer del mundo un sitio mejor, en nuestras casas, pueblos, ciudades y comunidades". "Mi amor -agregó su querida Nane-, descansa en paz y sigue inspirándonos y guiándonos". En su último viaje hacia el Cementerio Militar, numerosos ciudadanos saludaron de forma solemne el féretro, cubierto por una enseña con los colores nacionales -rojo, dorado y verdeH y una estrella negra.

Annan entró en Naciones Unidas en 1962 y fue ascendiendo en sus filas hasta llegar a la secretaría general en 1997, función que desempeñó hasta 2006.