La rivalidad entre Taylor Swift, la cantante de música country de Tennessee, y el rapero de Chicago Kanye West fue más allá de la música y las ceremonias de entrega de premios: la primera ahora es criticada por Donald Trump mientras el segundo será recibido por él en la Casa Blanca. Swift, de 28 años, y usualmente reacia a compartir su opinión, dijo que votaría por los demócratas en las elecciones legislativas de mitad de período en su estado natal de Tennessee. Justificó su elección al resaltar las causas que le importan: la lucha contra el racismo, los derechos de las minorías LGBT y la igualdad de género.

Tennessee, cuna de la música country adonde se mudó cuando era adolescente, es un estado del sur conservador, mayoritariamente blanco y donde Donald Trump se impuso con facilidad en las elecciones presidenciales de 2016.

Teniendo en cuenta su estatus de superestrella en Estados Unidos, tal posición sorprende, especialmente a su público, generalmente blanco, familiar y de clase media. Muchos de sus fans han expresado su enfado en las redes sociales.

El lunes fueTrump quien reaccionó diciendo que a partir de ahora le gustaba "un 25% menos" la música de la estrella pop.

Casualmente, la Casa Blanca anunció al día siguiente que el presidente republicano recibiría a Kanye West el jueves para almorzar en la Casa Blanca.

El rapero es uno de los pocos partidarios del presidente en el mundo del rap, la música y el espectáculo en general. En la agenda, la reforma penitenciaria y la violencia en la ciudad de Chicago. Ninguna mención a Taylor Swift, blanco común de sus respectivas críticas.