Morir para contar, la nueva producción cinematográfica de Hernán Zin y el estreno como productora de la gallega Nerea Barros, muestra la "dura" realidad del periodismo de guerra y de sus profesionales, en una defensa de su trabajo como "compromiso ético" y como sostén de la democracia y de la libertad. La película, basada en los testimonios y experiencias de más de una quincena de reporteros de guerra, llegará se estrenó ayer en el festival Cineuropa en Santiago y llegará en enero a los cines gallegos.

A través de las experiencias acumuladas en escenarios de guerra en los últimos 30 años, supone "un viaje que no te suelta", "duro" y de "digestión lenta, que te llevas para casa" pero que permite aportar "mucha luz" a la realidad actual. Así lo explicó ayer en la presentación en Santiago la productora y actriz ganadora de un Goya, Nerea Barros, que ha relatado cómo Morir para contar surgió de un "incidente". El que sufrió el director del filme cuando en 2012 se encontraba trabajando en el interior de un tanque en Afganistán y, después de 22 años de guerra, pensó "que se sentía morir" y sufrió, durante años, pánico a espacios cerrados. A partir de ahí se mezclan diferentes testimonios.