Antonio Banderas es uno de los actores españoles más conocidos, tanto dentro como fuera de las fronteras de su país natal, y uno de los más queridos también por su eterna amabilidad, pero le faltaba un gran reconocimiento profesional y lo logró ayer en Cannes.

El Festival de cine francés le premió como el mejor actor de su 72 edición por su trabajo en Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar, el cineasta que mejor ha sabido dirigirle.

Banderas, de 58 años, interpreta en el filme a un cineasta en horas bajas en el que muchos han querido ver al propio Almodóvar, algo que el actor confirmó al recoger el premio.

El malagueño señaló en la rueda de prensa de presentación del filme en Cannes que pasó los meses más felices de su vida como actor durante el rodaje veraniego de Dolor y gloria. "Eso no me lo puede quitar nadie", afirmó el actor conteniendo las lágrimas y la emoción.

Banderas se mostró generoso con Almodóvar, un director que le conoce bien y que sabe sacar lo mejor de él, que supo rebuscar "en esa maraña de cosas que supuestamente había aprendido" durante los 22 años que no habían trabajado juntos, hasta que se reencontraron en La piel que habito (2011).

Pero en aquel rodaje estuvieron enfrentados creativamente y cuando recibió el guion de Dolor y gloria, simplemente se rindió y eliminó todas las cargas que llevaba tras más de cien películas rodadas y se tiró "de verdad al barro" para "buscar la verdad" partiendo de cero. Ese fue el trato con Almodóvar y el resultado es una gran interpretación que recibió el premio de Cannes.

Banderas recuperó con este filme la esencia de la interpretación, tras haber sufrido hace poco más de dos años un infarto que le llevó a cuestionarse toda una vida dedicada al cine.