Felipe VI cumplirá mañana cinco años en el trono y lo hará con el broche de haber sido investido ayer caballero de la Orden de la Jarretera, la máxima distinción del Reino Unido, en una solemne ceremonia celebrada en el Castillo de Windsor en presencia de Isabel II. Dos años después de que la reina le concediera la distinción, Felipe, acompañado de Letizia, se vistió con la típica capa de terciopelo azul, el sombrero negro con plumas de avestruz y el collar con el símbolo de la liga que caracteriza a los integrantes de la más antigua orden de caballería británica.

Un momento histórico que reeditó el protagonizado por su padre, Juan Carlos I, hace justo 30 años, cuando se convirtió en el octavo rey español en entrar en la congregación desde su fundación, hace casi 700 años.

En la misma ceremonia, Isabel II también invistió ayer caballero al rey Guillermo de Holanda, a quien le concedió el título el pasado año. De acuerdo con la tradición, la imposición de los atributos de la orden se celebró en un acto privado en el Salón del Trono, con la asistencia del príncipe Carlos de Inglaterra, su hijo Guillermo y otros miembros de la familia real británica. Tras el almuerzo ofrecido por Isabel II, los caballeros volvieron a colocarse el manto de armiño y la gorra alada de estilo Tudor para dirigirse a pie en procesión a la capilla de San Jorge a través del camino que serpentea por el patio del castillo.

El colorido desfile, lleno de pompa y solemnidad, volvió a ser el momento más llamativo de todo el ritual que rodea a la Orden de la Jarretera. El cortejo echó a andar encabezado por los oficiales de la congregación y detrás, en fila de dos, marcharon todos los caballeros y damas. El bloque lo cerraron Felipe VI y Guillermo de Holanda, ambos sonrientes y saludando con la mano, el príncipe de Gales y su hijo.