Más de un millón y medio de personas, según los organizadores, y 400.000 según la Delegación de Gobierno, se sumaron a la multitudinaria manifestación del Orgullo LGTBI en Madrid, que este año ha rendido homenaje a las personas mayores LGTBI y ha reivindicado una ley estatal.

Durante la marcha se vivieron momentos de tensión cuando algunos manifestantes abuchearon a dirigentes y miembros de Ciudadanos, quienes respondieron al grito de "libertad" y el "Orgullo es de todos". Los activistas trataron de impedir que avanzara la pancarta naranja, sentándose frente a los miembros de Ciudadanos al grito de "no pasarán" y "Madrid será la tumba del fascismo". La Policía Nacional escoltó a los representantes de C's para que pudieran abandonar la manifestación, después de estar bloqueados dos horas a la altura del Museo del Prado por asistentes a la marcha que gritaron "fuera, fuera" y "esto es lo que pasa por liaros con los fachas".

Los organizadores de la manifestación madrileña no permitieron a Ciudadanos llevar una carroza por sus alianzas con Vox para formar gobierno en corporaciones locales y municipales. Desde el inicio de la manifestación, los representantes de Ciudadanos fueron increpados por los asistentes, que los rodearon e impidieron que continuaran andando sobre las 20.00 horas.

La retirada de los políticos fue recibida con aplausos por los asistentes. La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y el líder de los naranjas en la Comunidad, Ignacio Aguado, quisieron asistir para defender la libertad, algo que llevan "haciendo desde trece años". Lo hicieron junto a otros cargos destacados del partido, como la portavoz en el Congreso de los Diputados, Inés Arrimadas. El ministro de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, defendió que "no se puede andar con tonterías ni dar combustible a la extrema derecha".