Tamara Falcó, ganadora de MasterChef Celebrity 4, sorprendió al público con su arte culinario en este programa, en el que su imagen de "niña pija" y los prejuicios que la rodean se diluyeron en pro de una persona trabajadora y segura de su fe: "Rezaba el rosario para relajarme".

Antes de comenzar este concurso de La 1 de TVE, en el que brilló como cocinera, Tamara Falcó (Madrid, 1981) jamás pensó que llegaría a ganar y solo su cuñado, el tenista Fernando Verdasco, apostaba por ella. Ni siquiera ella se lo creía, "entiendo que la gente tampoco", señaló a Efe, entre risas. "Los prejuicios no es algo que me influyera mucho, he vivido en el ojo público y he tenido que ir en contra de ellos, intento no hacer mucho caso de lo que dicen de mí", aclaró, con humor.

Su camino a la final que no fue sencillo, aunque al principio del programa pensaba que "estaba todo un poquito más trucado, que era más fácil", pero luego estuvo marcado por momentos de tensión y dificultades. Pero su esfuerzo y trabajo constante „que reforzó con la ayuda del equipo de cocina del tres estrellas Michelin El Celler de Can Roca (Girona) o de Paco Roncero, del restaurante que lleva su nombre y luce dos estrellas en Madrid„, junto a la suerte, la han llevado a ganar, un hecho que atribuye también a su fe. "La fe me ha ayudado en todo. Yo desde que me levanto trabajo para Dios. La fe es algo que vivo y el rosario para mí es un arma", aclaró la madrileña, quien también confesó en más de una ocasión que para relajarse rezaba el rosario.

Falcó reconoció que el nivel fue muy alto, especialmente en una final que llegó a reunir a más de cinco millones de espectadores y que estuvo llena de sorpresas por la presencia de su madre, Isabel Preysler, y de la pareja de esta, el escritor y Premio Nobel Mario Vargas Llosa. "Se lo tuve que pedir a mi madre y me esperaba un rotundo no, pero me había visto esforzarme tanto que me dijo 'pues claro, chiquitina'. Sé lo mucho que la imponen las cámaras no pisa platós de televisión, fue un gesto precioso", desveló.

Tanto Preysler como Vargas Llosa robaron el protagonismo durante unos minutos con las palabras de alabanza hacia la diseñadora y el buen sentido del humor de su madre: "Es otra Tamara", dijo la conocida celebridad, que "aborrece la cocina y los olores", al verla moverse entre fogones.

A pesar de la buena valoración que recibió con sus platos ganadores, Falcó, después de ver el programa final, vio algunos defectos: "Me habría encantado, aunque fuera rallar la trufa en el último momento, y también me gustaría haber tenido 20 segundos extra para batir más el cacao del segundo plato".

Muy sonada se ha hecho su "amistad" con el jurado y chef cinco estrellas Michelin Jordi Cruz, con quien finalmente se dio un beso esta madrugada, y quien le dedicó unas bonitas palabras a Falcó: "Es una de las personas mas nobles que ha conocido".

Además, tanta ha sido su implicación en el concurso que llamó a Oriol Castro, exBulli e integrante del vanguardista trío de cocineros de Disfrutar (Barcelona), para que le enseñase a cocinar una de las recetas que le dieron la victoria en la final, la multiesferificación del maíz. "No conseguía plasmar en el menú lo que quería. Le dije a Oriol que le agradecería que me dejase ir un fin de semana, él me dijo que estaba liado pero le respondí: 'Oriol ya tengo el billete'. Le hizo gracia y él y su equipo se involucraron; estar en esas cocinas es increíble. Practiqué como loca", detalla Falcó.

Por el momento descarta poner en marcha un restaurante, ya que cree que no podría, pero si tuviese la oportunidad de trabajar en los fogones de los restaurantes Disfrutar y El Celler de Can Roca, bajo las órdenes de sus grandes chefs, no dudaría en hacerlo. "En el El Celler me encantó el sentimiento de familia", resaltó.