Las gemelas de Julio Iglesias, Cristina y Victoria, o la hija de Jean-Paul Belmondo son algunas de las elegidas que ayer se presentaron en sociedad en el bautizado como baile de debutantes de París, una tradición que cada otoño reúne a las herederas de la élite mundial y que busca modernizarse para sobrevivir. Los bailes de debutantes se remontan al siglo XVIII, cuando el rey Jorge III celebró una fiesta en honor a su mujer, la reina Carlota, con el fin de instruir a las jóvenes en la vida social.

En ese contexto, una debutante era una joven en transición de niña a adulta que era presentada por sus padres como casadera. No en vano, debía vestir un traje de novia blanco, aunque esta costumbre cambió en el baile parisino cuando se incorporaron jóvenes de Oriente, donde el color blanco está reservado al luto. Aunque dicho evento se sigue celebrando, además de en Inglaterra, en Viena o en EEUU, su versión francesa, Le Bal, se ha popularizado en los últimos años y es hoy considerado por la revista Forbes como uno de los eventos sociales más esperados del año.

El baile parisino, que desde 2015 recauda fondos para varias causas benéficas, celebró ayer su 25 aniversario con veinte participantes, todas de entre 16 y 22 años. Año tras año, la organizadora del evento, Ophélie Renouard, invita a un limitado número de chicas, a las que las grandes casas de alta costura visten para la ocasión. En el caso de las hijas de Julio Iglesias, que acaban de cumplir 18 años, acudieron con dos aristócratas argentinos.