El rockero estadounidense Bruce Springsteen apareció ayer por sorpresa en el festival benéfico Light of Day de Asbury Park, Nueva Jersey, que recauda fondos para luchar contra el párkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. Ataviado con una camisa de cuadros, una boina y su mítica guitarra Fender amarilla, The Boss (El jefe) retornó al teatro Paramount cinco años después de su última aparición en este festival, que se celebra en la ciudad que le vio crecer como músico en los 70 y que siempre ha contado con una poderosa escena musical ligada a él mismo y a otras figura destacadas del rock and roll como Patti Smith o Los Ramones.

A lo largo de la noche, Springsteen se unió a artistas emblemáticos de Asbury Park como Jesse Malin para tocar Broken Radio, Willie Nile para One Guitar, y Joe Grushecky y su banda, The Houserockers, que le acompañaron en la última hora y veinte de concierto. El Boss y acompañantes abrieron su parte del repertorio con Talk to the King, obra de Grushecky, que sirvió para que un Springsteen algo falto de energías cogiese fuerzas para encarar su celebrada The Promised Land.