La Berlinale cumplió ayer su tradición de dedicar una jornada adicional al Día del Espectador, la seña de identidad de un festival popular que en esta 70 edición mantuvo su buen nivel de venta de entradas al público con menos películas programadas. Un total de 340 filmes se proyectaron en 11 días de festival, en lugar de los 500 que solían programarse en ediciones anteriores.

La venta de localidades al público aumentó en los primeros seis días de festival un 10 % „se llegó a 272.000, según el balance parcial„. A falta del recuento general de ayer, con proyecciones todo el día y en salas de toda la ciudad, se esperaba que se situasen sobre las 330.000 localidades vendidas, indicó el responsable de comunicación del festival, Frauke Greiner.

Para el público corriente, los héroes no están en la cinta iraní premiada, cuyo director no pudo viajar por prohibición de su país, sino en otras secciones: Chico ventana también quisiera tener un submarino ganó el premio de los lectores del diario Der Tagesspiegel; la ganadora por votación popular de la sección Panorama fue la serbia Otac, y, en documentales, Welcome to Chechnya.