El Covid-19, cuya pandemia ha provocado una crisis sanitaria y económica mundial, no distingue de pasaportes ni clases sociales ni sangre azul y la familia real británica, como cualquier otra, se protege del contagio, después de conocerse que Carlos, el heredero al trono, ha dado positivo. El príncipe de Gales, de 71 años, es el primer integrante de la monarquía en contagiarse de coronavirus, en momentos en que aumenta rápidamente su propagación en el Reino Unido, que lleva contabilizados más de 8.077 casos y 424 muertos.

El hijo mayor de la reina Isabel II se sometió a la prueba del Covid-19 el pasado lunes en Aberdeenshire, en Escocia, después de manifestar algunos síntomas de la enfermedad el pasado fin de semana. Dada la edad de Carlos, hubo una inquietud inicial sobre su salud, pero su residencia oficial de Clarence House aclaró que el príncipe está bien y que mantiene su actividad desde la residencia escocesa donde cumple la cuarentena obligatoria.

Tanto el príncipe como su mujer, Camilla, duquesa de Cornualles, de 72 años, siguen las recomendaciones de la Sanidad británica y permanecen aislados en la mansión de Birkhall, ubicada en los terrenos del castillo escocés de Balmoral. Los dos, no obstante, hacen la cuarentena en lugares distintos de la residencia, puesto que Camilla ha dado negativo pero se ve forzada a permanecer varios días aislada como medida de precaución.

Un portavoz del príncipe Carlos no ofreció ayer nuevos detalles sobre su estado de salud, pero indicó que trabaja y que recibió numerosos mensajes deseándole "una pronta recuperación".Se desconoce cómo pudo contagiarse, pero su último compromiso oficial fue el pasado 12 de marzo, el mismo día que vio por última vez a su madre, aunque la casa real dejó claro que la reina está "bien" y siguiendo las precauciones pertinentes.

El heredero de la corona se había encontrado con el príncipe Alberto de Mónaco, que también ha dado positivo, en un evento celebrado en Londres el pasado 10 de marzo y, dos días después, tuvo la reunión privada con su madre en el palacio de Buckingham.

Para evitar alarmar al país, los médicos marcaron el 13 de marzo como la fecha más probable en que el príncipe pudiese causar contagios „un día después de ver a su madre„.

La jefa de Estado, que cumplirá 94 años el próximo mes de abril, se instaló en el castillo de Windsor, a las afueras de Londres, hasta nuevo aviso, mientras el Reino Unido está casi cerrado, con excepción de los servicios esenciales, para contener la epidemia. Debido a la necesidad de proteger a Isabel II del coronavirus, la conversación semanal entre ella y el primer ministro británico, Boris Johnson, se hace por teléfono, la última tuvo lugar la pasada noche.

Los miembros de la familia real están en contacto también por teléfono, según los medios, y cada uno cumple con las recomendaciones del Gobierno al quedarse en sus respectivas residencias, como es el caso de los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, que están en Anmber Hall, en el condado de Norfolk, sureste de Inglaterra.

El trato familiar a distancia se mantiene también con los duques de Sussex, Enrique y Meghan, que se instalaron en Canadá, pese a las diferencias que han tenido últimamente tras su decisión de renunciar a sus compromisos con la monarquía.