"Del norte de Dublín. 14 álbumes de estudio. 22 Grammys. 1 Premio Embajador de Conciencia de Amnistía Internacional". Así se presenta la banda irlandesa U2 en su cuenta de Twitter, orgullosa de sus orígenes, de sus logros musicales y del activismo que abandera su cantante, Bono, quien cumplió ayer 60 años lejos de los focos y confinado por el coronavirus.

No es, seguramente, el cumpleaños que habría imaginado el líder de U2, cuya figura despierta admiración y antipatía entre sus compatriotas, pues lo mismo celebran su indiscutible talento como critican su ego supuestamente desmedido y sus contradicciones.

Seguramente hubiese deseado una fiesta como la que le organizaron hace dos años a su amigo Shane McGowan, cantante de The Pogues, por su 60 aniversario, con un concierto en el que Bono compartió escenario con Johnny Deep, The Corrs o Nick Cave.

No obstante, se vio obligado soplar las velas en su mansión de Killiney, una de las zonas residenciales más exclusivas del sur de la capital irlandesa.

Lejos queda Finglas, el barrio obrero del norte de Dublín en el que creció Paul Hewson (Bono), casado con Ali y padre de cuatro hijos.

Hace ya mucho tiempo que Bono ya no tiene acento del norte de Dublín y aunque el estilo de U2 tampoco es el soul, muchas de las letras de sus canciones, casi todas salidas de la mano de Bono, contienen un alto grado de espiritualidad y religiosidad.