El actor estadounidense, que saltó a la fama como cómico en los años sesenta y que en los noventa recuperó el protagonismo gracias a la serie de televisión Seinfeld, falleció a los 92 años por causas naturales, según anunció su hijo, el también intérprete Ben Stiller. "Fue un gran padre y abuelo y el marido más dedicado", dijo.