La zona turística del Arenal, en Palma de Mallorca, vive uno de sus veranos más atípicos. La mayoría de los comercios, bares y restaurantes permanecen cerrados y la playa medio vacía. El Covid-19 lo ha trastocado todo pero ayer era un día especial. Los Reyes visitaban Mallorca y su visita se desarrolló en esta zona empezando con una reunión con representantes de los empresarios y los sindicatos, así como con los de asociaciones y federaciones hoteleras.

Medio centenar de personas abiertamente monárquicas, les esperaban bajo el sol. Tras las barreras de seguridad instaladas por la policía nacional y vigilados de cerca por los agentes, los entusiastas hacen ondear sus banderas y entonan vivas para hacer más corta la espera: ¡ Viva el Rey!, ¡ Viva España!, ¡Viva la Guardia Civil!, ¡Viva la Policía Nacional!. Aplausos. Calor. "Vale la pena esperar", dice Maria Tur. "Todo por verles", comenta Loly Hernández.

Junto a este grupo, uno más reducido, formado por activistas de la plataforma Stop Desnonaments, se han acercado a la primera línea para manifestar su descontento y su rechazo a la visita real. Les acompaña Óscar, un chico con discapacidad que fue desahuciado junto a su familia.

"Respeten las distancias", "Mascarillas, por favor" advierten los agentes de policía. Una señora mayor se marea y alguien le acerca una silla de un bar. Otra mujer le ofrece agua: "Beba usted más", le insiste. Tras varias horas de espera, los Reyes aparecen en la lejanía, después de visitar el Hotel Iberostar Cristina. Felipe VI sin americana ni corbata y la reina Letizia con un vestido verde que destaca en el árido ambiente. Aplausos, vítores y protestas. Los Reyes miran hacia los concentrados y saludan con la mano, pero empiezan a caminar en dirección contraria por la primera línea. Decepción entre algunos de los presentes como Paquita González que muestra su indignación: "Me parece muy mal que no se hayan acercado. Llevamos esperando desde las nueve y no se han acercado a saludar. Estamos aquí para apoyarles. Ellos viven de nosotros". Su enfado va en aumento porque los monarcas sí se han detenido a saludar a algunos bañistas que al verlos han corrido hasta el paseo. "Hay que comprenderlo, son las medidas de seguridad y lo que han hecho está bien", dice Walter Raúl Ledesma intentando calmar los ánimos.

Cuando ya llevan recorridos varios metros los policías retiran las barreras y permiten a la gente pasar. Muchos de los concentrados aceleran el paso para intentar llegar a la altura de los monarcas. Algunos como Encarni Garrido, lo consiguen. "Son muy simpáticos, nos han saludado con la mano y se han dejado hacer fotos. Ha sido muy emocionante". Antes de llegar a la próxima parada de la comitiva real, otro hotel, los agentes de policía vuelven a cerrar el paso.

Al cabo de unos minutos, Felipe VI y Letizia dejan el hotel, uno de los que forman parte del programa piloto que se puso en marcha para la recuperación del turismo alemán, y saludaron con la mano. Los Reyes han conversado con unos turistas alemanes que han viajado a Baleares para pasar unos días de vacaciones y les han agradecido su elección tras el impacto provocado por la pandemia de coronavirus. Felipe y Letizia se han interesado por el tiempo que iban a permanecer en Baleares. Al finalizar la charla, el Rey les ha dado las gracias por su elección y la reina ha apostillado: "Muchas gracias y bienvenidos a España". Tanto los Reyes como la pareja de turistas alemanes han mantenido su conversación con mascarilla.

Después Felipe y Letizia emprendieron viaje de regreso a Madrid dando por cerrada su segunda etapa en la gira que les llevará por todas las comunidades. Con un triple objetivo: agradecer a la sociedad el esfuerzo en la lucha contra el coronavirus, apoyar a los principales sectores productivos que están trabajando para reactivar la actividad económica interrumpida y dar aliento a las entidades que luchan contra la exclusión social.