A unos días de las elecciones estadounidenses y de que concluya su campaña para la reelección por el distrito 14 de Nueva York al Congreso, Alexandria Ocasio-Cortez se ha revelado como una estrella rutilante en la portada de Vanity Fair. Es la protagonista del suculento reportaje AOC, donde además de repasar los logros políticos de la congresista más joven de la historia de Estados Unidos, pues acaba de cumplir este mes 31 años y ya es todo un icono latino de la neopolítica millennial, la periodista Michelle Ruiz abunda en la infancia de la demócrata de orígenes puertorriqueños y humildes, con testimonios de familiares y amigos, y también de su pareja, el desarrollador web Riley Roberts, con el que sale desde la universidad.

Este fin de campaña con fanfarria couché ha escocido y mucho entre las filas conservadoras, que ya tienen enfilada a AOC desde el año 2008. Desde Obama no se veía a nadie con tanto carisma y talento, por eso los republicanos la han apodado como "el hombre del saco" y uno de sus representantes, Ted Yoho, llegó a llamarla "perra", "loca" y "repugnante" en las escaleras del Congreso. Le afean desde sus primeros trabajos de camarera al alquiler que paga por su piso en Washington D.C. La cadena proTrump Fox News ha salido en tromba a descalificar a Sandy, como la llaman los suyos. Una de sus periodistas, Laura Ingraham, ha disparado en Twitter: "AOC sale en Vanity Fair con trajes de 14.000 euros para maldecir a Trump".

Es cierto que la entrevista con AOC desde su oficina en el Bronx se hizo el mismo día que The New York Times publicaba la explosiva investigación sobre los (no) impuestos de Trump. Y la congresista no se mordió la lengua: "Estas son las mismas personas que dicen que no podemos tener universidades públicas gratuitas porque no hay dinero, cuando estos hijos de puta solo pagan 750 dólares al año en impuestos (...). Trump es el visionario racista, pero McConnell hace el trabajo".

Pero también es verdad que a todos los personajes que aparecen en la publicación se les viste con firmas de lujo para posar ante el objetivo de un reputado fotógrafo. En este caso Tyler Mitchell, uno de los nombres más solicitados desde su histórica sesión con Beyoncé para Vogue en el 2018. Ocasio-Cortez viste ropa de Loewe, Carolina Herrera o Christopher John Rogers, lleva zapatos Louboutin además de joyas de Bvlgari.

Y en la sesión, usó su famosa arma de mujer empoderada: su labial rojo fetiche, el Stay All Day Liquid de Stila en color Beso, que, según, ha explicada ella le da "confianza" y cuida la autoestima, algo que en esta sociedad que siempre te recuerda que "no tienes ni el peso ni el color de piel adecuados" puede considerarse hasta un acto "radical".

Redes sociales

La apasionada política, a la que algunos ya ven rivalizando con Kamala Harris en las primarias del 2024, se mueve como pez en el agua en todas las plataformas, desde Instagram -con 7,2 millones de seguidores- hasta Twitch, donde recientemente ha jugado en directo al Among Us para pedir el voto a los más jóvenes. Y ha sido en Twitter donde con un par de zascas ha respondido a las críticas por ser chica de portada de Vanity fair.

"Vale la pena. Lo volvería a hacer", le dijo a Ingraham. "No sé si has estado en una sesión de fotos, Laura, pero no te quedas con la ropa", le recordó, antes de subrayar que quedó impresionada porque la mayoría de gente que trabajó en el reportaje eran personas " bipoc [no blancas], mujeres, LGBT y gente de clase trabajadora". La gente entre la que mejor se mueve la muy prometedora discípula del senador progresista Bernie Sanders.