La fantasía del rock de los años 80 baña el retorno a la música de Miley Cyrus, quien, tras un periodo de reconstrucción discográfica y personal, abraza el relato de otras mujeres fuertes de la música pese a las grietas.

De la mano de sus grandes iconos (Stevie Nicks, Joan Jett y Debbie Harry... también Billy Idol), la estadounidense publicó ayer Plastic Hearts (Sony Music), su séptimo álbum de estudio, que quizá no añade mucho al mundo del pop, por su condición de tributo a una época pasada, ni alcanza el tono prometedor Midnight Sky, su primer sencillo, pero que se escucha sin esfuerzo y devuelve a la artista, a sus 28 años recién cumplidos, como una locomotora.

Miley Cyrus está de vuelta por fin y de manera consistente, a pesar de sus recientes devaneos con el alcohol, como ha reconocido durante la promoción. Desde el lanzamiento del bombazo de Bangerz (2013), su actividad musical parecía más cosa de escarceos y medianías sin apenas foco mediático como Miley Cyrus & Her Dead Petz (2015) y Younger now (2017), en los que mostraba interés por salirse del discurso marcado para las jóvenes divas pop, pero sin una gran pegada.

Desvinculada del personaje revoltoso, procaz y buscadamente escandaloso de We can’t stop, la cantante había dado muestras de talento con versiones como la de Jolene y seguía atrayendo la atención en estos años por alianzas como Nothing breaks like a heart, con Mark Ronson, que es ya una de las grandes canciones de su repertorio. Pero entre los atisbos de luz, el otro gran disco de Miley nunca llegaba.

“Cuando pensaba que el trabajo estaba terminado, todo se borró. Incluso la relevancia de las músicas. La naturaleza me hizo un favor, tal y como lo veo ahora, al destruir lo que yo no podía dejar marchar. Mi casa se incendió, pero me encontré a mí misma en sus cenizas”, explica.

El proceso de reconstrucción sería más largo de lo que pudiera parecer. Tras el fuego que en 2018 asoló su hogar y el material grabado, llegó su divorcio del actor Liam Hemsworth y hubo de replantear también las letras. Para más inri, tuvo que posponer toda grabación por una operación en las cuerdas vocales, y sus adicciones tampoco ayudaron mucho en aquel momento.

Recobrada, Cyrus se aferra con fuerza al espíritu de las musas de este álbum, mujeres fuertes y autosuficientes que no ocultan sus heridas ni sus deseos, como Debbie Harris, Stevie Nicks y Joan Jett.