Antonio Gasset, fallecido ayer a los 75 años, siempre será recordado en el ámbito cinematográfico español por las muy particulares presentaciones que hacía en el espacio semanal Días de cine, un programa de información y análisis cinematográfico de La 2 de RTVE del que fue su director durante 13 años. Por su manera de hablar, el encuadre inamovible, la ironía que gastaba, la forma coloquial de dirigirse al telespectador o las puyas que lanzaba al propio ente por el horario de emisión del programa, estas entradillas hicieron que Gasset se convirtiera en una pequeña estrella y dieron carácter personal a Días de cine. Igual lo aprendió de Alfred Hitchcock, cuando el director de Psicosis presentaba jocosamente cada uno de los episodios de su serie televisiva Alfred Hitchcock presenta, pero Gasset supo de inmediato que una entrada característica podía ser la mejor forma de atrapar a los espectadores.

Estuvo al frente de Días de cine desde 1994, tres años después de la creación del programa, hasta diciembre de 2007, cuando dejó RTVE acogiéndose a un expediente de regulación de empleo. En su etapa inicial contó como subdirector con Daniel Monzón, entonces crítico de cine y hoy director de títulos como el inminente estreno Las leyes de la frontera. Lideró un equipo estable y heterogéneo al que siempre dio carta blanca para el enfoque de los temas, fueran de actualidad o repasos más históricos de aspectos determinados, incluso estando en manifiesto desacuerdo, como expresaba en sus presentaciones, con las apreciaciones vertidas en estos reportajes.

Las presentaciones durante su primer año como director corrieron a cargo de Aitana Sánchez-Gijón. Cuando la actriz lo dejó al final de la temporada 1994-1995, los productores sugirieron a Gasset que se hiciera cargo él mismo. Aceptó con una petición irrevocable: tendrían siempre mucho sentido del humor. Gasset se consideraba un adicto al humor, la socarronería y una cierta mala uva, tres elementos que bien mezclados dieron como resultado las entretenidas y reconocibles presentaciones. Lo sustituyó, evidentemente con otro estilo, la actriz Cayetana Guillén Cuervo.

Sobrino segundo de Ortega y Gasset, intervino en varias películas españolas de los 60 y 70 y comulgó con los directores españoles más inconformistas. Su aparición más sonada fue en una escena de Arrebato (1979), de Iván Zulueta, interpretando al montador al que pide consejo el personaje de Eusebio Poncela.