La reina Sofía festejó ayer su 83 cumpleaños, una edad a la que llega con buena salud y centrada tanto en su actividad oficial como miembro de la familia real como en la que desarrolla con un carácter más benéfico en su condición de presidenta de la fundación que lleva su nombre. La madre de Felipe VI celebró su aniversario en Madrid, después de haber regresado ya de Atenas, donde estuvo varios días con su familia griega con motivo de la boda de su sobrino Filippos, hijo de su hermana Constantino.

En el último año, antes incluso de ser vacunada contra el COVID en abril, doña Sofía recuperó el ritmo de su actividad tras el parón al que se vio obligada durante los meses más duros de la pandemia, en los que optó por reducir al máximo su presencia en actos públicos para evitar riesgos.

Alejada de la polémica que ha salpicado Juan Carlos I y a la investigación que mantiene la Fiscalía del Tribunal Supremo sobre sus fondos en el extranjero, la reina emérita ha reafirmado su rol secundario como representante de su hijo, Felipe VI, en actos, especialmente de carácter cultural. Como muestra de que el rey sigue contando con ella, esta semana tiene dos actos, uno de ellos el premio de poesía iberoamericana.