La sonrisa del humorista Gregorio Sánchez, más conocido como Chiquito de la Calzada, se hace eterna en su Málaga natal, una ciudad que él amaba y de la que presumía, y su figura deja a partir de este miércoles una huella imborrable tras la inauguración de una estatua en su honor.

La escultura simboliza la alegría que transmitía a las miles de personas a las que Chiquito sacó una o más carcajadas en vida. Destaca su inolvidable risa, una que el del barrio de la Trinidad nunca perdía, según todos los que le conocían y pudieron disfrutar de su arte.

El acto de inauguración de la estatua de bronce de casi dos metros, obra del escultor Ramón Chaparro y promovida por la Asociación de Humorismo Español (Ashumes), se celebró ayer en la ciudad andaluza.