El artista belga Jan Fabre fue condenado ayer por un tribunal de Amberes a una condena de dieciocho meses de cárcel con suspensión de pena por violencia, acoso, comportamiento sexual inapropiado en el lugar de trabajo y atentado al pudor contra una persona. El Tribunal Correccional consideró probados seis de los doce cargos que se le imputaban y fue absuelto de un séptimo. Parte de los hechos por los que había sido procesado habían prescrito, mientras varias partes civiles, entre ellas el Instituto para la Igualdad de Mujeres y Hombres, serán indemnizadas. Además, también se ve privado de sus derechos civiles durante cinco años. Según la sentencia, Fabre se acercó personalmente en repetidas ocasiones a las jóvenes bailarinas de su compañía de danza y teatro, Troubleyn, y tuvo un comportamiento sexual. También las humilló y, aunque no era su intención, debería haber sabido que su comportamiento podría ser ofensivo. El artista fue condenado a una pena de prisión suspendida para que fuera “consciente de la gravedad de sus actos y de sus consecuencias para las víctimas”, según la sentencia. La suspensión de la pena debería tener un efecto disuasorio para el futuro, creen los jueces.