La empresaria Kourtney Kardashian, de 43 años, y el batería Travis Barker, de 46, forman una de las parejas más mediáticas del momento, y no es para menos. El pasado domingo celebraron su idílica boda en la localidad costera de Portofino, Italia, pero esta es ya la tercera vez que pasan por el altar. Tres bodas en menos de un mes, aunque todo parece indicar que esta ceremonia ha sido la definitiva.

La primera vez que se casaron, sin validez legal, fue en una capilla de Las Vegas, delante de un falso Elvis la noche de los premios Grammy. La segunda, hace una semana de manera privada y con carácter oficial, en un juzgado de Santa Bárbara, en California. El pasado fin de semana, rodeados de sus seres queridos, se dieron el “sí, quiero” en una fiesta de ensueño. Una lujosa ceremonia al aire libre en el emblemático Castello Brown, y que reflejó el particular y rompedor estilo que comparte la pareja. La pareja se casó frente a un altar adornado con rosas rojas y una virgen.

La firma de Stefano Dolce y Dominico Gabbana fue la elegida para vestir a los novios, con conjuntos de inspiración clásica y ejecución rebelde. La mayor de las Kardashian lució un minivestido blanco de tirantes con corsé y detalles de encaje floral. Combinado con un largo velo bordado en punto de cruz con una imagen de la virgen María y las palabras “Familia, Lealtad y Respeto” inscritas. Por su parte, el batería de Blink-182 vistió un traje de chaqueta cruzada con solapas de pico, confeccionado con lana italiana superfina, y a la que luego se añadieron detalles de esmoquin en satín y seda negra.

Aquello parecía una campaña publicitaria porque la mayoría de los asistentes lució conjuntos de Dolce&Gabbana en el evento. Una exclusiva lista de invitados en la que figuraban nombres como el de todas las famosas hermanas Kardashian-Jenner, Meghan Fox y Machine Gun Kelly. Además de los hijos de la pareja: Mason, Penélope y Reign, por parte de Kourtney; y Landon, Alabama y Atiana De La Hoya, hijos de Travis.

Quien no asistió fue Scott Disick, expareja y padre de los hijos de la novia, a quien la estrella del reality ya ha dejado atrás por culpa de sus actitudes tóxicas y que ahora considera parte de su pasado.