Desde que nació hace ya 40 años, Tamara Falcó está acostumbrada a la prensa rosa. Como hija de la reina de corazones, Isabel Preysler, y el marqués de Griñón, Carlos Falcó, su vida siempre ha despertado el interés de las revistas del colorín, y ella se ha dejado querer: accedió a participar en un docurreality del canal Cosmo, We love Tamara; entró en Masterchef celebrity 4 como una concursante por la que nadie daba un duro y acabó alzándose con la victoria; presentó su propio programa gastronómico en TVE-1, Cocina al punto con Peña y Tamara; publicó el libro Las recetas de casa de mi madre, y hace un tiempo que colabora en uno de los shows con más audiencia de la tele española, El hormiguero, donde semana a semana revoluciona las redes con su perspectiva de la vida.

La empresaria, influencer y desde hace un tiempo también chef protagoniza ahora otro reality en Netflix, Tamara Falcó: la marquesa, que llega hoy a la plataforma de streaming. En él la podemos ver en su día a día rodeada de su glamuroso y adinerado entorno, acompañada de quienes más la conocen: su hermana Ana Boyer; su madre; la pareja de esta, el tito Mario Vargas Llosa; su novio, Íñigo Onieva, e íntimos como Juan Avellaneda y Boris Izaguirre. “Veía complicadísimo que mi familia y mis amigos salieran en el reality. Lo que pasa es que después, como me quieren y ya estaba totalmente metida en este berenjenal, decidieron participar”, confiesa.

El punto de partida del programa, desarrollado por el mismo equipo que hizo Soy Georgina también para Netflix, son los preparativos para la apertura de su propio restaurante, El Rincón, ubicado en un palacio heredado tras la muerte de su padre. No solo quedan reflejadas las vicisitudes para sacar adelante el proyecto, sino también cómo se toma la familia esta nueva aventura empresarial. Sobre todo, Isabel Preysler, cuya opinión siempre tiene mucho en cuenta.

“Ella es la persona que más se preocupa por mí, un apoyo fundamental”, recalca. “La muestra está en este programa. Ella no habría participado en ningún proyecto de este calibre si no llega a ser porque se lo he pedido. Y eso es superbonito por su parte”, valora la aristócrata, a quien no le quita el sueño las críticas que pueda recibir mostrando sus intimidades. “No puedo vivir pendiente de las críticas, así que me preocupan lo justito”, sostiene.

La celebración de la selecta fiesta de su 40º cumpleaños y un viaje a la Semana de la Moda de Nueva York donde se cita con Carolina Herrera y su hija son otros de los ejes del reality, compuesto de seis episodios. Pero si hay que destacar un momentazo es su visita a Roma para ser recibida por el Papa, conociendo la devoción que siente Tamara Falcó por el cristianismo, que le hizo plantearse meterse a monja. “Lo importante es encontrar tu sitio. Si el mío lo hubiera encontrado ahí, si ese hubiera sido el plan, pues habría sido feliz siendo religiosa”, confiesa ahora, con un noviazgo asentado con el empresario Íñigo Onieva, con el que protagoniza en el reality de Netflix alguna secuencia que valdría para Escenas de matrimonio.