La actriz griega Irene Papas falleció ayer a los 96 años, anunció el Ministerio de Cultura heleno. Durante su carrera de más de 50 años se dedicó tanto al cine como al teatro, en el que sus importantes roles la consagraron internacionalmente como la “gran dama del teatro griego”, además de convertirse en el símbolo heleno de belleza y de la cultura mediterránea.

Papas nació en 1926 cerca de Corinto, aunque su familia se mudó a Atenas cuando tenía 7 años, y a los 15 comenzó su carrera como actriz radiofónica, cantante y bailarina. Ya en los años 50 encarnó a heroínas griegas como Antígona en el Teatro Nacional de Grecia y en la gran pantalla, que le hicieron ser aclamada por la crítica. Sin embargo, su fama no fue catapultada al panorama internacional hasta su desempeño en Los cañones de Navarone (1961), Electra (1962) y Zorba, el griego (1964), que fueron nominadas a los Premios Óscar. Pero la fama no le salvó del exilio. En 1967 comenzó en Grecia una dictadura militar que la actriz rechazaba, razón por la que se marchó primero a Italia y después a Nueva York junto a otros artistas.

Durante su exilio tanto en Roma como en Hollywood continuó su trabajo como actriz, y colaboró con directores como Franco Zeffirelli, Franco Rossi o Costas Gavras. Incluso llegó a tener una relación amorosa con el célebre actor Marlon Brando y, tras su muerte, la actriz confesó que fue el amor de su vida. Tras la caída de la junta militar en 1974, Papas pudo regresar a su país, y en 1995 fue condecorada con la insignia de la Orden del Fénix.