Iba a ser la reunión definitiva. El pasado jueves a las seis de la tarde se encontraban por primera vez Shakira y Piqué en el despacho de Tamborero Abogados, en Barcelona. El futbolista llegaba puntual a la cita. Shakira lo hacía casi media hora tarde, escoltada por su hermano Tonino. La puntualidad nunca ha sido la principal virtud de la cantante colombiana. Recordamos perfectamente la rueda de prensa de 2010 cuando se presentó como imagen de la nueva campaña de Freixenet. Llegó hora y media tarde y los periodistas a punto estuvimos de no cubrir la información.

Y decimos que iba a ser la reunión definitiva porque sus respectivos abogados llevaban dos semanas reuniéndose para acabar de concretar el acuerdo por la custodia de los hijos de la pareja, Sasha y Milan. Es el único punto a pactar entre ellos. No tienen ningún problema con el dinero, ni con las empresas, ni con las propiedades. Nada. En la custodia de sus hijos es donde no se ponen acuerdo.

Shakira quiere irse con ellos a Miami y favorecer al máximo las visitas del futbolista. Eso a ella le parece suficiente. Gerard no quiere ni oír hablar de la posibilidad que los niños dejen la ciudad donde han nacido, donde tienen a sus amigos y a su familia y donde están arraigados. Y no solo por ellos sino que Piqué quiere ejercer de padre. No acepta convertirse en alguien que no forme parte de la vida de Milan y Sasha a diario ni quiere que existan entre ellos miles de kilómetros de distancia. Piqué ha sido siempre un padre presente y por mucho que con el nuevo acuerdo pudiera visitarlos a menudo y pasar las vacaciones con ellos, para Gerard eso no es suficiente.

Cuando llevaban hora y media de reunión, Piqué abandonó el despacho de Ramón Tamborero. Lo hacía solo, cabizbajo y con cara de pocos amigos. Como hemos podido confirmar, la cantidad de cláusulas que pide Shakira y sus exigencias hicieron que el futbolista decidiera levantarse de la mesa y desaparecer. No quiso escuchar más. Ni a su abogado, ni a la abogada de Shakira, Pilar Mañé. Pensaba que el acuerdo estaba cerca, que todo se iba a solucionar, y se encontró con una serie de anexos en el convenio que le hicieron perder la paciencia.

Pasadas ya las nueve de la noche era Shakira quien abandonaba el despacho. La vimos sonriente y saludando al puñado de curiosos que la grababan con sus teléfonos móviles. Ella controla mucho más estas situaciones y su cara parecía mucho más relajada que la del futbolista.

No consiguieron firmar el acuerdo sobre la custodia de sus hijos, pero ¿quiere esto decir que llegarán a juicio? Sigue siendo prioritario para ambas partes que el futuro de sus hijos no lo decida un juez. Aseguran fuentes muy cercanas a la pareja que “esto no implica que se vaya a ir a juicio, no todo está perdido”. Las negociaciones está previsto que continúen esta semana. A pesar de lo complicado de la situación, Piqué sigue viviendo al máximo su relación con Clara Chía y pasean abrazados y sin dejar de sonreír. ¡Que viva el amor!