Cuando en 2020 Harvey Weinstein fue juzgado, condenado y sentenciado a 23 años de cárcel en Nueva York por violación y un acto sexual criminal, otra imputación al productor de Hollywood por la oficina del fiscal del condado en Los Ángeles se vio casi como algo simbólico.

Después de que el pasado agosto un tribunal neoyorquino aceptara un recurso de apelación de Weinstein ha cobrado relevancia y trascendencia el proceso penal en California, que arrancó el lunes con la presentación de argumentos iniciales de las dos partes.

A una sala de justicia, esta vez en el downtown de Los Ángeles, han vuelto de ese modo las imágenes del horror que propagó el fundador de Miramax entre mujeres con las que abusó de su poder e influencia para obtener placer.

Y ha sido Paul Thompson, el número dos de la fiscalía, el que ha adelantado algunas de las gráficas descripciones de abuso que en las próximas semanas se escucharán en primera persona en el tribunal: “Me puso la mano en el pecho y empezó a masturbarse”. “Puso su pene en mi boca... Yo lloraba y mis lágrimas y saliva... Y seguía intentando mantener su pene en mi boca”. “Por favor, para. No quiero esto. ¿Qué estas haciendo?” “Tenía tanto poder en la industria...”. “Era el rey”.

Weinstein, que ha sido señalado por más de noventa mujeres —desde que en 2017 The New York Times y The New Yorker empezaron a exponer sus agresiones, abusos y acoso con artículos que ayudaron a lanzar el movimiento MeToo— enfrenta en este proceso penal once cargos por casos que sucedieron en Los Ángeles y Beverly Hills entre 2004 y 2013. Cuatro son por violación, cuatro por “copulación oral forzada”, uno por penetración forzada y dos por agresión sexual con un objeto. De ser declarado culpable el productor, que tiene setenta años, enfrentaría una pena de hasta 140 años de cárcel, lo que equivale a una cadena perpetua.

El caso angelino, que se espera que se prolongue entre seis y ocho semanas, lo preside la jueza Lisa Lench y lo va a decidir un jurado popular compuesto por nueve hombres y tres mujeres. Aunque no se conocen muchos datos de ese jurado, en el proceso de selección fueron cuestionados sobre el MeToo y algunos mostraron estar en la cuerda floja sobre el movimiento. “Creo a la mayoría de las mujeres pero no necesariamente a todas”, aseguró por ejemplo una de las mujeres elegidas. Otro de los seleccionados expresó su incertidumbre de poder alcanzar una convicción cuando no hay pruebas de ADN.

Por el tribunal, en el que no está permitida la presencia de cámaras, desfilarán estas semanas entre cincuenta y ochenta testigos, incluyendo cuatro mujeres sobre cuyas denuncias se ha construido el caso, cuya privacidad se mantiene bajo el pseudónimo genérico para víctimas Jane Doe. Las identidades de algunas de ellas son conocidas. Jane Doe número 1, por ejemplo, es Ambra Battilana, una modelo italiana que acusa a Weinstein de haberla agredido en una habitación en Beverly Hills tras un festival de cine. “Me cogió por el pelo y me forzó a hacer algo que no quería. Luego me arrastró al baño y me violó”, declaró Battilana al diario Los Angeles Times en 2017.

Jane Doe número 2 es Lauren Young, que ya testificó en el juicio en Nueva York. La modelo contó que en 2013, cuando ella tenía 22 años y consiguió a través de una conocida organizar un encuentro con el productor para supuestamente presentarle un guion, Weinstein la atrapó en el baño de una habitación de hotel también en Beverly Hills y le tocó el pecho mientras se masturbaba y eyaculaba. Por el estrado pasarán también cuatro mujeres más que testificarán sobre los abusos que sufrieron a manos del productor.

Estas últimas son menos de las 16 que quería llamar al estrado la Fiscalía, entre las que estaban también las actrices Daryl Hannah y Rose McGowan, pero ayudarán a replicar la estrategia que también se utilizó en Nueva York de apuntalar el retrato de Weinstein como un abusador mediante alegaciones que no se pueden llevar a juicio por cuestiones como la prescripción de los delitos pero establecen un patrón de comportamiento. En el caso neoyorquino, no obstante, no lograron que el productor fuera declarado culpable de los dos cargos más graves que enfrentaba, por “agresión sexual depredadora”.

Se espera que Weinstein asista a todas las sesiones, a las que llega tras traslados diarios desde la vecina cárcel Twin Towers, donde está ingresado desde que fue extraditado de Nueva York a Los Ángeles el año pasado y donde su abogado, Mark Werksman, ha denunciado las condiciones de internamiento e incluso el tratamiento dental que recibe su cliente. La jueza le ha permitido estar en la sala durante el juicio con ropa de civil y no con la vestimenta carcelaria.