“Por mucho que me cueste admitirlo, Beyoncé estaba equivocada. No son las chicas las que gobiernan el mundo, sino los políticos, las grandes empresas y los intereses económicos”, argumenta la joven ecologista sueca Greta Thunberg en El libro del clima (Lumens 2022), un ensayo coral sobre la crisis climática y el futuro del planeta. En su alegato, Thunberg, de 19 años, señala el capitalismo como el gran responsable de la catástrofe ecológica y reclama “moral, empatía, ciencia y democracia” para solucionar esta crisis de escala global. “Los activistas tenemos que hacer ver a la gente que este sistema nos está fallando”, proclama.

La joven hizo una presentación multitudinaria del texto hace unos días en Londres y dejó caer que no la veríamos estos días en la nueva cumbre sobre el clima que se celebra en Sharm el-Sheikh (Egipto) porque está desencantada con las cumbres. Y alertó además contra “el valor simbólico de celebrar la COP27 en un paraíso para turistas y en un país que viola sistemáticamente los derechos humanos”. Para la activista, “las cumbres se han convertido en una ocasión para que los poderosos mientan, engañen y hagan un lavado verde”.

“Pudieron tener sentido hace 20 o 30 años. Pero han fallado a la humanidad a la hora de propiciar grandes cambios. Los avances han sido muy lentos. Si de algo han servido, ha sido al menos como una oportunidad para la movilización”, precisó la fundadora de Fridays for Future, con la experiencia de su paso por la COP25 de Madrid y la COP26 de Glasgow. “Pero eso no va a ser posible en Egipto porque no va a haber sitio para la sociedad civil en un lugar como Sharm El Sheikh”, zanjó.

Decenas de voces

El libro de Greta Thunberg recoge la voz de decenas de científicos, activistas y escritores. Cada uno de los cien capítulos aborda, uno por uno, los aceleradores del cambio climático (los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero), su impacto sobre la salud del planeta (como el calentamiento global, el deshielo, las sequías y la deforestación) y las soluciones que necesitamos aplicar para frenar esta crisis (desde la transición energética hasta el cambio de modelo económico y social). Thunberg encabeza los análisis de los expertos con un comentario personal con la contundencia que ha caracterizado su discurso.

La joven critica que los países que se definen a sí mismos como “líderes climáticos” son, justamente, los mayores productores de combustibles fósiles y los grandes emisores de dióxido de carbono del planeta. “Se llaman a sí mismos líderes climáticos aunque no implementen ninguna política creíble de mitigación”.

Reconoce que, si bien no hay una única solución, la comunidad científica ya ha trazado el camino para esquivar la catástrofe climática. Urge reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. “Pensar que se logrará sin transformaciones sistémicas sustanciales es ingenuo”, destaca Thunberg.

“Cuando los seres humanos nos unimos por una causa común, somos capaces de crear sociedades justas, sostenibles e igualitarias”, reflexiona, tras reconocer que “no nos queda otra”. “Tampoco es que dispongamos del tiempo para debatirlo con calma”, apremia.

Greta rehúye los mensajes apocalípticos. “No hace falta exagerar: la situación ya es bastante mala. Tampoco edulcorar las cosas: debemos ser lo bastante adultos para enfrentarnos a la verdad. Y nada de desesperación: nunca es demasiado tarde para empezar a salvar tanto como sea posible”, escribe. “Todavía podemos evitar la catástrofe y comenzar a curar las heridas que nos hemos infligido, pero no si seguimos como hasta ahora”, destaca.

Un gesto inspirador

La imagen de la joven Greta Thunberg (Estocolmo, 2003) empezó a dar la vuelta al mundo en 2018 cuando, con solo 15 años, se plantó ante el Parlamento sueco para protestar contra la crisis climática. Este gesto inspiró a cientos de miles de jóvenes de todo el mundo para sumarse a la causa y, de ahí, nació el movimiento global de huelgas por el clima (también conocido como Fridays for future). Thunberg se ha encumbrado como la voz de una generación que clama por su futuro. “Cómo se atreven a seguir hablando de dinero cuando estamos frente a una crisis ecológica de esta magnitud”, clamó la activista sueca en su histórico discurso ante Naciones Unidas en Nueva York, tras cruzar el atlántico en un velero.

En El libro del clima se aprecia que su discurso se ha vuelto más punzante. La activista considera que la necesidad de tomar medidas urgentes “entra en conflicto directo con nuestro sistema económico actual y con el estilo de vida que mucha gente del norte global considera un derecho”. Por eso critica el “robo inmoral” de los países ricos que “colonizan la atmósfera” y “siguen actuando como si fueran los dueños del mundo”.

“El norte global está robando tanto el futuro como el presente, no solo a sus propios hijos, sino sobre todo a las personas que viven en las zonas más deprimidas del mundo”, asevera la ecologista. Y denuncia que la crisis climática se basa en la idea de que “algunas personas valen más que otras y, por tanto, tienen el derecho de robar las tierras, los recursos y las condiciones de vida de otras”. “A todos nos afecta la misma tormenta, pero sin duda no estamos en el mismo barco”, zanja.