La vencedora de Cannes que se quedó sin premio

Sandra Hüller protagonizó los dos largometrajes ganadores de la 76ª edición de Cannes u Sin embargo, la actriz de ‘Anatomía de una caída’ y ‘La zona de interés’ se fue de vacío del festival

Sandra Hüller, en el festival de Cannes la semana pasada. |    // REUTERS

Sandra Hüller, en el festival de Cannes la semana pasada. | // REUTERS / Nando Salvá

Nando Salvá

Buena parte de la grandeza de Anatomía de una caída, mejor película, y La zona de interés, premio especial del jurado, se debe al trabajo de Sandra Hüller y si ella no resultó vencedora en la categoría de Mejor Interpretación Femenina es, casi seguro, a causa de esa regla no escrita del certamen según la que una misma película no debe llevarse más de un premio. La incongruencia resultante de esa norma, en todo caso, no le impidió volver a casa como reina de Cannes.

Para la actriz alemana, triunfar en los festivales se ha convertido en una costumbre. Lo hizo al ser elegida Mejor Actriz de la Berlinale por su trabajo en Réquiem (año 2006), en la piel de una joven epiléptica destruida por el fanatismo religioso y la ignorancia de su entorno, y de nuevo una década después al presentar en Cannes la incomparable comedia Toni Erdmann (2016), sobre una empresaria ambiciosa y permanentemente tensa que mantiene una relación complicada con su padre.

Desde entonces, la actriz se ha especializado en interpretar a mujeres duras, frías, enigmáticas y reprimidas, y que son capaces de disociar sus emociones de sus acciones en búsqueda de sus objetivos; al menos, claro, hasta que dejan de serlo. En El reflejo de Sibyl (2019), encarnó a una autoritaria cineasta que soporta con gran autocontrol las traiciones de su amante por el bien de la película que está rodando, hasta que un día se arroja de repente por la borda del barco en el que tiene lugar la filmación y desaparece para siempre.

Los personajes que Hüller interpreta en Anatomía de una caída y La zona de interés son tan diferentes entre sí como las películas mismas —la una, una mezcla de drama judicial y disección del mundo conyugal; la otra, una aterradora mirada al Holocausto—, pero la actriz resulta igual de magnética en ambas dando vida a sendas mujeres aparentemente serenas frente a una atrocidad.

En Anatomía de una caída, el marido de la escritora a la que encarna aparece muerto sobre la nieve a las puertas de casa, y ella se ve empujada al centro tanto de la investigación policial como del proceso penal. En su piel, Hüller se muestra excepcionalmente entera y templada, capaz de mantener sus emociones bajo la superficie; alcanzamos a verlas asomarse fugazmente por el rostro, antes de ser aplacadas sin piedad. ¿Mató o no a su esposo? No hay forma alguna de saberlo.

En La zona de interés, la actriz interpreta a Hedwig Höss, esposa del comandante de las SS Rudolf Höss. La mujer vive una vida idílica, en la casa ideal, junto a su hombre y sus hijos.

Y se mantiene ajena a lo que sucede al otro lado del muro de su mansión, en el campo de exterminio de Auschwitz, donde miles y miles de personas son gaseadas y quemadas. “Esta es la vida con la que siempre hemos soñado”, comenta. Por supuesto sabe lo que sucede al otro lado. A veces viste la ropa confiscada a las prisioneras, y abona sus flores con cenizas de crematorio. Y su rostro en ningún momento muestra un ápice de arrepentimiento, un instante de vergüenza, no parpadea.

Hüller no se molesta lo más mínimo en dotarla de empatía, pero tampoco la reduce a una caricatura del mal, y así convierte al personaje en otra prueba demoledora de la sutileza y la ferocidad gracias a las que la actriz se ha erigido en la ganadora moral de Cannes.