Isabel Pantoja está inmersa en su gira ‘Donde el corazón me lleve’, con la que repasa su larga trayectoria como tonadillera. La artista responde a un cuestionario en el que rehusó contestar preguntas en torno a su vida pública.

-¿Cómo elabora el repertorio para un concierto de tres horas?

Es algo que no decido yo sola. El repertorio, al ser conciertos que rondan las tres horas, es algo que se decide a conciencia. Ya en el anterior concierto de Bilbao incluimos mis villancicos flamencos, que tanto gustan al público.

-Las primeras filas son butacas vip, ¿cómo es su relación con el público desde el escenario?

Es una relación de complicidad mutua. Interactuamos constantemente. Se podría decir que nuestra relación es de cariño, respeto y admiración por ambas partes. Tengo un público maravilloso.

-¿Le gusta improvisar en sus conciertos a pesar de contar con un guión fijo?

El no improvisar es imposible. Aunque todo tiene que ir perfectamente organizado y preparado, un concierto es algo vivo, donde aparte de mí y el equipo de 30 personas que me acompañan, hay un público compuesto por miles de personas, por lo que la improvisación está presente a cada momento.

-¿Cómo ve la copla?

La copla fue mi origen y cuatro décadas después sigo con ella en todos y cada uno de mis conciertos. Isabel Pantoja no se entiende sin la copla. Normalmente, mis conciertos se dividen en tres partes, con una dedicada íntegramente a la copla. Mi público es lo que espera con más ganas y con lo que vibra. Creo que eso lo dice todo.

-¿Qué le han dado estas cuatro décadas de trayectoria?

Me han dado lo que siempre soñé: poder vivir por y para mi arte. Me han dado un público fiel que me sigue y respeta profundamente. Me han dado la satisfacción de llevar el nombre de España por más de medio mundo. Soy muy afortunada por poder seguir dedicándome a lo que realmente siento, después de cuatro décadas.

-¿Con qué público se encuentra tras tantos años?

Mi público es muy variado. Tengo la fortuna de que me siguen personas de todas las edades que pueda imaginar. Gente joven, matrimonios, niños, ancianos… Es un privilegio comprobar cómo miembros de distintas generaciones, te esperan ilusionados.