Los mejores tratamientos profesionales, faciales o corporales, empiezan siempre con una limpieza y una exfoliación o peeling (su versión más intensa, capaz de actuar en capas un poco más profundas de la piel para favorecer la renovación celular y estimular la síntesis de colágeno). Eliminar las células muertas y las impurezas es el paso previo para estimular la renovación de la piel, despertar su luminosidad, suavizar su textura y prepararla para los principios activos de los productos que se aplican a continuación. Es el recurso perfecto para cambiar el tono mate y apagado que ha adquirido la piel en invierno y el secreto para conseguir un bronceado más uniforme, bonito y duradero.

Un ciclo de 28 días

La piel joven se renueva cada 28 días, pero, a partir de los 25 años, este proceso natural se ralentiza, agudizado por el efecto de factores como la contaminación y el estrés, y necesita ayuda. Y aquí intervienen exfoliantes y peelings de diferentes tipos y usos para adecuarse a cada piel. La novedad más sonada es el peeling líquido de intensidad progresiva de Lancôme, inspirado en los tratamientos dermatológicos. Se aplica a diario durante 28 noches y actúa en dos fases: la primera, con un 5% de AHA (ácidos frutales) y extracto de salvado de quinoa, intensifica la renovación celular y elimina las capas superficiales de células muertas; la segunda, con un 10% de ácido salicílico y glicólico, acelera el proceso, reduce el tamaño de los poros, homogeneiza el tono y atenúa las arrugas de expresión. Después de su aplicación se agradece un tratamiento nocturno que aporte hidratación (en general, tras un peeling sienta bien una mascarilla nutritiva y reparadora). A la mañana siguiente, hay que salir a la calle con un factor de protección solar SPF 15 como mínimo porque la exfoliación deja la piel más sensible a los rayos UV.

Qué pasa con la piel sensible

Hay un exfoliante para cada tipo de piel. La sensible o reactiva no tolera bien los exfoliantes físicos (conocidos como scrubs) con partículas abrasivas sólidas suspendidas en crema, emulsión o gel que la pulen mediante fricción y arrastre. Les van mejor los enzimáticos (los preferidos de las japonesas), procedentes en su mayoría de frutas como la papaya o la piña, que favorecen el desprendimiento de la capa córnea superficial de la piel. Lo mejor es probar una pequeña cantidad en el lado interno de la muñeca y esperar unos minutos. Si se irrita, no hay que aplicarlo en la cara.

La frecuencia de uso depende del exfoliante y el tipo de piel. Los químicos que se usan como peeling o antienvejecimiento se recomiendan 1 o 2 veces a la semana; los de limpieza, más suaves, pueden utilizarse a diario. Para pieles secas, con acné inflamatorio activo o propensas a reacciones alérgicas, hay que preguntar al dermatólogo.

En manos médicas

Los peelings médico-estéticos retrasan y minimizan los signos de envejecimiento, ayudan a borrar manchas solares y marcas de acné. Pueden ser superficiales, intermedios y profundos. Sobre todo los dos últimos requieren un periodo de recuperación sin exponerse al sol.

El primer sol

La primavera avanza e invita muchas veces a inaugurar la playa. Los solares se reinventan con un plus de originalidad y mucho sentido práctico para que protegerse del sol sea más placentero y más fácil. Para exponer la piel con tranquilidad y sin riesgos después del invierno es conveniente utilizar un SPF elevado, de 30 o 50.