Con la llegada del verano, el calor y el buen tiempo, darse un chapuzón será una de las actividades más repetidas por millones de españoles, especialmente los niños. Un placer no exento de ciertos riesgos para la salud, ya que con estos baños en playas o piscinas pueden aparecer ciertas molestias auditivas que si no somos precavidos pueden llegar a arruinar las vacaciones de verano. De entre todas ellas, la otitis probablemente sea una de las complicaciones que más molestias pueden comportar, por lo que es necesario estar muy atento para prevenir el desarrollo de esta patología y en todo caso detectar sus primeros síntomas para evitar sus molestas consecuencias, caracterizadas por un intenso dolor que se hace aún más doloroso cuando presionamos hacia dentro o fuera el lóbulo del oído.

En estos meses de calor y chapuzones, son los niños los más propensos a sufrir otitis porque se pasan mucho tiempo en el agua. Y es que si hay mucha humedad en el oído, este se puede irritar, abrir la piel del canal y permitir la entrada de bacterias u hongos derivando en una otitis.

Pero, ¿qué es la otitis? Se trata de una infección o inflamación del oído y se puede dividir en varias tipologías en función de la parte del oído afectada o la duración de la enfermedad. En este sentido, los especialistas distinguen entre la otitis externa -cuando se inflama el conducto auditivo externo debido generalmente a una causa infecciosa- y la otitis media -inflamación del oído medio debido a una contaminación de bacteria o virus.

En el caso de la otitis externa, la más habitual en estos meses de verano, la inflamación de la piel del canal auditivo constituye la esencia de este trastorno. En este sentido, esta inflamación puede ser secundaria a la dermatitis (eccema), sin que se produzca ninguna infección microbiana, o puede ser causada por una infección bacteriana o fúngica activa. En este último caso -también en el primero pero en menor medida- se inflama el conducto auditivo ocasionando dolor y sensibilidad al tacto.

Es en estos meses de calor en los que los baños en el mar y en la piscina son más habituales cuando la otitis externa se presenta con una mayor incidencia. De hecho, se calcula que los baños veraniegos elevan hasta en un 50% la aparición de otitis externa, que es la causante del 84% de los casos de esta dolencia.

Para evitar que la otitis nos estropee las vacaciones, los especialistas recomiendan seguir una serie de pautas como método de prevención. Entre estos consejos, dirigidos a todo el mundo pero en especial a los niños, destacan la necesidad de utilizar tapones para los oídos hipoalergénicos especialmente diseñados para su uso en el agua. A ser posible, los más ideales son los tapones hechos a medida, ya que permiten sellar completamente el oído para evitar la entrada de agua. Se trata de tapones especiales para su uso en piscinas o playas, no se deforman tras su uso y flotan en caso de que se salgan.

Colocación de los tapones para evitar la otitis

Para evitar la otitis externa, tan importante como el uso de tapones para el oído es su colocación. En este sentido, los expertos recomiendan que antes de su colocación revisemos que tanto el tapón como el oído estén completamente secos. Además, también destacan la necesidad de desinfectar regularmente los tapones con algodón y alcohol y de utilizarlos únicamente cuando se esté en contacto con el agua.

Lógicamente, no es recomendable bañarse en playas ni piscinas que no cumplan unos mínimos requisitos de higiene. Otro consejo que señalan los expertos es no zambullirse de golpe en aguas profundas. Así, aunque es prácticamente inevitable que los más pequeños se tiren de cabeza al agua, es necesario advertir que al sumergirse el oído se somete a una mayor presión que en la superficie, por lo que una zambullida precipitada podría provocar la entrada brusca de agua en los oídos y la consiguiente aparición de infecciones.

Además, otras recomendaciones importantes para luchar contra la otitis son secarse a fondo los oídos después de cada baño para evitar que los conductos auditivos permanezcan húmedos y por tanto sean propicios para el inicio de una infección. Para secarse los oídos, el uso de toallas o de un secador es lo más recomendable, aunque resulta importante saber que solo se debe manipular la parte exterior del oído.

Uso de bastoncillos

Por otra parte, en caso de taponamiento de los oídos hay que ser muy precavidos con el uso de bastoncillos, que deben evitarse. Y es que en contra de lo que se piensa, el uso de estos elementos puede terminar obstruyendo el canal auditivo, empeorando el taponamiento y provocando que puedan originarse infecciones, como la otitis.