La primera vacuna de la historia se utilizó en 1796 contra la viruela, y desde entonces el uso de estos productos biológicos ha evitado la muerte de 1.500 millones de personas. A pesar del consenso científico sobre su eficacia, este descubrimiento médico no ha dejado de tener detractores y en países como Estados Unidos o Francia ganan peso los movimientos contrarios a su uso

Las vacunas han situado en cifras mínimas la incidencia de dolencias tan graves como como la viruela, la poliomielitis, el tétanos o el sarampión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y toda la comunidad científica mundial tiene claro que este hallazgo médico es hoy la forma más segura de recibir pro­tección contra la enfermedad. En el fu­turo inmediato, estos compuestos que estimulan la producción de anticuerpos frente a dolencias o alergias incluirán no sólo los productos preventivos tradicionales, sino también otros de tipo tera­péutico destinados a luchar contra el cáncer, el Alzheimer o la esclerosis múl­tiple, al tiempo que se trabaja en el desarrollo de vacunas contra el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), la malaria o el ébola.Existen más de 40 vacunas para la prevención de 25 enfermedades evitables

Según Farmaindustria, con una inversión media global que supera los 500 millones de euros, el lanzamiento de una vacuna por parte de las compañías farmacéuticas tiene una duración media de 12 años, periodo que engloba las fases de exploración, los desarrollos clínicos previos al registro y su introducción en el mercado con producción masiva. El arsenal terapéutico se compone actual­ mente de más de 40 compuestos para la prevención de 25 enfermedades, y se calcula que, por cada euro invertido en vacunas, los sistemas sanitarios se ahorran más de 20 euros en gasto.

Efectividad demostrada

La inmunización no sólo evita cada año entre dos y tres millones de muertes en todo el mundo, sino que ha conseguido erradicar patologías como la viruela y controlar otras como la poliomielitis, el tétano o el sarampión, según datos de la OMS. La vacunación ha sido considerada como una de las herramientas más efectivas y populares de la historia médica, pero paradójicamente, en los últimos años su utilización se ha estancado a nivel mundial.

En esta realidad han incidido las dudas sembradas a partir de 1998 tras la publicación en la revista The Lancet de un estudio en el que el médico británico AndrewWake­ field relacionaba la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubeola) con el autismo. A pesar de que quedó de­ mostrada la falsedad de sus conclusiones y métodos, y de que el colegio de médicos le retiró la licencia en 2010 por actuar de forma deshonesta e irresponsable, el daño ya estaba hecho y espoleó la creación de movimientos antivacuna en muchos países.

Mientras organizaciones internacio­nales recaudan anualmente miles de millones de euros para llevar las vacu­nas a países con un menor desarrollo, en el primer mundo proliferan movimientos de rechazo. En este escenario, la OMS alerta sobre las nefastas consecuencias del lanzamiento de suspi­cacias sobre la seguridad de los compuestos esgrimiendo argumentos como los efectos secundarios junto a motivaciones religiosas o culturales.Hoy en día las vacunas evitan cerca de 3 millones de muertes cada año. Previenen 60 muertes por hora en todo el mundo

Algunos de estos movimientos anti­ vacunas han conseguido arraigar con fuerza en Estados Unidos y en Europa, principalmente en países como Francia, Grecia o Italia. Una realidad que según los expertos puede derivar en un grave problema de salud pública. Ante esta situación, Bruselas subraya que no es una cuestión de opinión: las vacunas funcionan y salvan vidas.

Altas tasas de cobertura

La clave puede estar en que, a diferencia de la mayor parte de las intervenciones médicas, las vacunas se administran a personas saludables, por lo que están menos dispuestas a tolerar efectos adversos que cuando se someten a otros tratamientos. Estos recelos no impiden que se sigan teniendo altas tasas de cobertura. A través de las redes sociales es posible la difusión masiva de estudios y resultados científicos que promocionan el carácter positivo y necesario de las vacunas para la salud.

Más allá de casos puntuales, existe una amplia coincidencia en que las va­ cunas son uno de los productos farmacéuticos con mayor seguridad y eficacia, aunque hay evidencia científica de que puede causar eventos adversos en casos raros. Entre los mitos más difundidos figuran los efectos secundarios nocivos y de largo plazo, pero los datos muestran que en su mayor parte las va­ cunas producen reacciones leves y temporales. Su posible efecto colateral es menor si se tiene en cuenta el beneficio que se consigue, al prevenir una enfermedad que puede ser mortal.

Dolencias como el sarampión, parotiditis y la rubeola son graves y pueden dar lugar a complicaciones como neumonía, encefalitis ceguera o fallecimiento, tanto en niños como en adultos. En la misma línea, la mayoría de las vacunas inmuniza contra las tres cepas de mayor incidencia de la gripe, patología que provoca anualmente cerca de medio millón de muertes en todo el mundo.En España la tasa de cobertura es muy alta, aunque el calendario vacunal no es obligatorio. En los dos primeros años se estima que está por encima del 95%.

Amós García Rojas, presidente de La Asociación Española de Vacunología (AEV) destaca que la cobertura de vacunación en España es del 95% y ad­ vierte a los padres de que los mensajes antivacunas "están disfrazados de pseudociencia, sumándose además elementos difusos como los intereses económicos o la falta de transparencia''. También reconoce que como prepara­ dos biológicos que son, las vacunas no están exentas de riesgos, aunque "son mínimos y generalmente leves'; frente a la posibilidad de padecer enfermedades potencialmente graves o mortales, como sarampión, meningitis, sepsis, varicela, hepatitis B, tosferina, parotiditis, rubeola o el virus del papiloma humano. La inmunización es también un acto de solidaridad hacia los miles de pacientes que no pueden hacerlo: niños tras­ plantados, inmunodeprimidos u oncológicos.

Los médicos se apoyan en datos para desmentir algunas leyendas urbanas y aseguran que las vacunas no exponen a la persona a situaciones de riesgo, ni es dañino suministrar más de una inyección diferente en un mismo día. Profesionales como Ignacio López Goñi, doctor en Biología y catedrático de Microbiología en la Universidad de Navarra, consideran que las leyes protegen más la salud de las masco­ tas que las de las personas y en esta línea señalan que vivimos en una sociedad donde puedes apelar a tu libertad para no va­ cunar a tu hijo antes de llevarlo a una guardería, pero no pue­ des dejar de vacunar a tu perro.