En esta sociedad en la que siempre vamos con prisas a todos los lados, en ocasiones no ingerimos la comida con la tranquilidad que requiere. La falta de tiempo y también de hábito nos lleva a engullir los alimentos, algo que trae consigo elementos perjudiciales para la salud.

Enfermedades

Según un estudio de la Universidad de Hiroshima en Japón, aquellas personas que comen más rápido tienen mayor riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, pues tienen niveles más altos de glucosa, tensión arterial, obesidad abdominal o triglicéridos.

Engordar

Las personas que comen en poco tiempo, engordan más fácilmente. Esto se debe a que ingerir los alimentos más rápidamente provoca la sensación de estar menos lleno lo que, a su vez, hace que sigamos comiendo más de lo que deberíamos. Además, cuanto más hagamos trabajar al estómago, más grande se hará y, como consecuencia, más comida nos requerirá en el futuro.

Digestiones pesadas

Al comer más rápido, masticamos menos la comida y ello hace que los alimentos lleguen al estómago mucho menos degradados lo que, a su vez, provoca que las digestiones sean más lentas y también más pesadas. Además, esto provocará una sensación de adormecimiento y, a la postre, pese a disponer de más tiempo para otras actividades, éstas se llevarán a cabo con menos energía. Y es que la acción de masticar crea una salivación que es importante posteriormente para una correcta digestión.

Aerofagia

Cuando comemos rápido, tendemos a que nuestros bocados sean más grandes. Ello hace que ingiramos más aire y, por tanto, que se provoque un malestar digestivo al aumentar las posibilidades de gases y otros dolores estomacales.

Recomendaciones

Por todo ello, lo recomendable es comer despacio, disfrutando de cada bocado y, si es posible, huyendo de la televisión, del ordenador u otras distracciones. Se trata de dar la importancia que requiere al hábito de comer, ya que de ello dependerá nuestra energía diaria y que el organismo este lo más sano posible a medio plazo.

Si ya tiendes a engullir, algunas otras recomendaciones que puedes llevar a cabo son empezar a copiar el ritmo de la persona con la que suelas comer o, por ejemplo, dejar el cubierto en la mesa entre bocado a bocado.