Los bastoncillos suelen ser uno de las formas más utilizadas para limpiarnos los oídos y que nunca fallan en el armario de nuestros baños, como un producto más de higiene personal.

Para 2020, la UE ha anunciado que se prohibirá su fabricación, en su afán por reducir el uso de utensilios no reciclables, ya que el daño ambiental que producen los bastoncillos se asemeja al de las toallitas húmedas.

Sin embargo, su uso no es muy aconsejable por lo que, cuanto antes nos acostumbremos a dejarlos, mejor. La utilización de los bastoncillos tiene varias acciones perjudiciales para nuestra salud Aquí te contamos algunas de ellas:

La cera no es mala

Para empezar, hay que tener en cuenta que el bastoncillo no extrae bien la cera ya que, con frecuencia, lo que hace precisamente es empujarla hacia adentro. Además, en contra de lo que muchas veces se piensa, la cera no es mala. Aunque puede no resultar estética, es creada por el propio cuerpo porque sirve para proteger el oído y ahuyentarlo de posibles infecciones y de que se introduzcan, por ejemplo, pequeños insectos. Además, sirve también como hidratante.

Heridas

A la hora de introducir el bastoncillo y según los movimientos que hagamos con él dentro de la oreja, podemos provocarnos pequeñas heridas y raspaduras que, a la postre, nos produzcan otitis o infecciones. Incluso si lo temeos demasiado dentro, podemos dañar el canal auditivo y provocar cierta pérdida de audición momentánea, picazón, etc.

Daño en tímpanos

Aunque normalmente se trata de heridas superficiales que pueden llegar a curarse solas, el uso excesivo del bastoncillo puede acarrear problemas en la membrana timpánica o en el propio tímpano. Si las heridas son grandes, podrían llegar a provocar vértigos y hasta parálisis faciales.

Desprendimiento del algodón

No es muy habitual, pero dependiendo de la calidad del bastoncillo y de los giros que hagamos con él, puede llegar a pasar que el algodón de la punta se desprenda y se quede depositado en el oído, lo que podría provocar infección o un pequeño tapón que provoque pérdida auditiva.

Alternativas

Para limpiar los oídos no es necesaria correr estos riesgos con los bastoncillos. Existen otras alternativas más recomendables como aplicar un par de veces al mes una mezcla de peróxido fresco con agua o bien gotas para los oídos específicas que se venden en cualquier farmacia.

Además, funciona aplicarse vinagre con agua en forma de gotas una vez por semana y también se puede aprovechar el momento de la ducha para, simplemente, mojar la oreja y secarse después con una gasa.

Lo importante es tener claro que no debemos obsesionarnos con expulsar la cera ya que al comer, por ejemplo, el movimiento de la mandíbula tiende a expulsar la cera hacia la parte exterior de la oreja. No obstante, en la mayoría de los casos, lo que se crea es cera blanda, la cual no es necesaria eliminar puesto que no es perjudicial. Otra cosa es que el proceso no funcione bien y pueda llegar a producirse una acumulación que produzca un bloqueo en el conducto auditivo.