La Comisión Europea (CE) cerró este viernes un contrato con las farmacéuticas Sanofi-GSK, el segundo que firma el Ejecutivo comunitario desde el logrado con AstraZeneca, que permitirá adquirir hasta 300 millones de dosis de su futura vacuna contra el coronavirus.

"Con el contrato de hoy con Sanofi-GSK, la Comisión Europea muestra una vez más su compromiso de garantizar un acceso equitativo a vacunas seguras, eficaces y asequibles no solo para sus ciudadanos, sino también para las personas más pobres y vulnerables del mundo", celebró la presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, en un comunicado.

En virtud de este acuerdo, los Estados miembros podrán donar parte de sus dosis reservadas a países de renta baja y media, mientras que la farmacéutica tratará de proporcionar una parte significativa de su suministro a través del mecanismo de acceso mundial a las vacunas contra el coronavirus (COVAX).

La Comisión, que ya firmó un acuerdo con AstraZeneca a finales del pasado mes de agosto, continúa negociando pactos similares con otros fabricantes de vacunas como Johnson&Johnson, CureVac, Moderna y BioNTech, con los que ya ha mantenido conversaciones exploratorias.

Von der Leyen aseguró que "pronto" se cerrarán estos acuerdos y "se creará una cartera diversificada de vacunas prometedoras, basadas en diversos tipos de tecnologías", para "aumentar nuestras posibilidades de encontrar una solución eficaz contra el virus", añadió la presidenta.

Por su parte, la comisaria europea de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, destacó que "una vacuna segura y eficaz es más necesaria que nunca para superar esta pandemia", y subrayó que este segundo acuerdo constituye "otro hito" en la estrategia de la Unión para las vacunas.

Para la vacuna de Sanofi-GSK, la primera empresa aportará su antígeno COVID-19 de proteína S, que se basa en la tecnología del ADN recombinante, y la segunda, su tecnología de coadyuvantes para reducir la cantidad de proteína necesaria por dosis en la vacuna, permitiendo la producción de más dosis.

Las empresas iniciaron un estudio en fases 1 y 2 en septiembre, y el estudio de fase 3 se prevé para finales de 2020 para que, en caso de éxito, y a reserva de consideraciones reglamentarias, las empresas puedan disponer de la vacuna en el segundo semestre de 2021.

Junto con los Estados miembros y la Agencia Europea de Medicamentos, la CE utilizará los mecanismos de flexibilidad existentes para acelerar la autorización y la disponibilidad de vacunas, mientras que los procesos reguladores serán flexibles aunque seguirán siendo rigurosos.

El contrato firmado este viernes está financiado por el llamado instrumento de asistencia urgente, que destina fondos a la creación de una cartera de posibles vacunas con diferentes perfiles y producidas por distintas empresas, según explica el comunicado.

El desarrollo de la vacuna de AstraZeneca sufrió un parón a principios de septiembre tras detectarse una enfermedad en uno de los participantes.