Son tiempos convulsos, incluso para el cuerpo humano. El confinamiento y la pandemia han provocado que el hogar sea el epicentro de la rutina diaria. Ahora, se trabaja en casa, se hacen reuniones familiares y de amigos en casa, en definitiva, se pasa más tiempo en la misma, lo que puede tener su lado bueno, pero también puede llevar a algunos problemas, sobre todo en cuanto al cuerpo se refiere.

Salir a la calle, recibir aire fresco y estirar las piernas es más importante para el día a día de lo que se podría haber pensado hasta ahora. Quién no se ha sentido más cansado, apático y torpe durante el confinamiento general que ha durado hasta tres meses. La actividad física es necesaria incluso cuando no puedes -o no debes- salir de casa.

Luchar contra el sedentarismo y hacer que el propio cuerpo no se deteriore son dos objetivos añadidos en tiempos de pandemia. Pasar mucho tiempo sin movimiento, sin bombear el corazón, puede hacer que el mismo tenga problemas, además de los pulmones y también la función cognitiva. Por no hablar de las consecuencias psicológicas que conlleva.

Unos pocos minutos de entrenamiento diario pueden ser más que beneficiosos a la larga, ya que al hacer deporte se genera dopamina y serotonina, dos factores claves a la hora de acabar con la ansiedad y sentirse relajado. Pero, ¿cuáles son los principales problemas de no realizar ejercicio?

Ganar peso

Son muchos los que terminaron el confinamiento general con unos cuantos kilos de más. No moverse implica no quemar calorías, así que en cuanto el cuerpo se mantiene quieto unos pocos días los números de la báscula empiezan a subir. Además, pasar más tiempo de la cuenta en casa, y más si es en una situación de tensión o incertidumbre, puede provocar que los escarceos con la nevera sean habituales. El aburrimiento y la ansiedad son malos consejeros a la hora de evitar los viajes al frigorífico.

Así, el aumento de peso puede volverse peligroso y desembocar en obesidad. En ese punto, tu cuerpo comienza a generar resistencia a la insulina, pudiendo dar lugar a problemas de salud crónicos, como enfermedades metabólicas o diabetes.

Pérdida de masa muscular

Aunque pueda parecer que el aumento de peso es uno de los mayores problemas que puede acarrear no mantenerse activo, la pérdida de masa muscular es otro de los principales problemas. Quién no ha salido a dar un paseo tras varios días encerrado y tras la caminata se ha sentido absolutamente derrotado. Puede llevar meses generar musculatura y tan solo una semana perderla.

Realizar entrenamientos frecuentes es primordial y sinónimo de una vida más larga, sobre todo en a mediana edad.

Corazón y pulmones

Dejar de hacer deporte se traduce en bajar la frecuencia cardiaca y esto puede ser fatídico para, a la larga, generar problemas en el corzón y los pulmones. En tiempos de coronavirus, enfermedad que ataca de pleno estos órganos, no hay mejor manera para combatirlo que llevando una alimentación sana y rica en vitaminas y bombeando el corazón con el ejercicio.

Problemas de espalda

Al igual que los órganos, el cuerpo se resiente cuando entre en el modo sedentario, y es la espalda la que se lleva la peor parte. Cuando se pasa mucho tiempo sentado, sobre todo las personas que tienen que teletrabajar, la columna vertebral se deforma y se resiente llevando a dolores lumbares, de cuello y de cadera.

Levantarse del asiento una vez cada hora como mínimo para caminar, estirar los huesos y músculos y descargar la tensión que soporta la espalda y las articulaciones es el mejor remedio.

Insomnio

No moverse es igual a no cansarse, así que lo siguiente en la lista de problemas se presenta cuando llega la hora de irse a dormir. Estar todo el día en casa y no activar el cuerpo hará que los problemas de sueño sean de lo primero en aparecer. Solución: programar unos hábitos fijos de sueño y respetarlos en la mayoría de lo posible. Y, sobre todo, realizar actividad física para sentirte cansado y coger más rápidamente el sueño.