Cada persona percibe la pandemia de COVID-19 de una manera diferente y tiene un comportamiento consecuente con esa percepción. Al tener percepciones distintas, las actitudes también distan bastante. Muchos de los que siguen las normas a pies juntillas temen mostrarse demasiado precavidos o exagerados e intentan justificar sus acciones, mientras otros se niegan a atajar las normas o las siguen solo cuando les ven los demás o proponen actividades o reuniones en el límite legal.

Estas situaciones, a menudo solo llegan a provocar indiferencia u opiniones negativas al respecto que no llegan a expresarse. Sin embargo, otras veces dan lugar a conflictos y encontronazos más o menos serios entre personas desconocidas y también entre amigos o familiares.

Estos roces no ocurren solo por diferentes maneras de enfocar la prevención durante la pandemia, sino también porque la comunicación entre las personas falla. Unos no acaban de transmitir adecuadamente la incomodidad o desacuerdo que sienten ante las supuestas imprudencias de los demás, y otros no se dan cuenta de que están siendo imprudentes o no hacen nada por empatizar con quienes tienen delante.

Para evitar que las situaciones de conflicto vayan a más y enturbien nuestras interacciones debemos recordar que no hay mejor manera de enterarnos de algo que poner atención en ello con nuestros cinco sentidos, observando y escuchando las reacciones que la persona que tenemos delante tiene sobre nuestro propio comportamiento.

El equipo de psicólogos de ifeel explica cómo interpretar esas señales que nuestro interlocutor nos envía y no somos capaces de entender:

Gestualidad facial

Arqueo de cejas y ojos abiertos (acompañados de un movimiento de las manos y retirada de todo el cuerpo) cuando ven que nos acercamos mucho para saludar o hablar. Es el típico gesto con el que se indica sorpresa o alarma y surge de manera automática y muy rápida. Deberíamos interpretarlo como una señal de rechazo o de que nos ponen un límite.

Contacto visual

El contacto visual demuestra interés, independientemente de que sea negativo o positivo. Cuando alguien nos mira directamente a los ojos está realmente interesado en lo que decimos o hacemos, pero si la mirada se va hacia otro lado, ese interés está claramente diluido y probablemente nuestro interlocutor tenga ganas de irse.

Postura de los brazos

Se da la situación cuando nuestro interlocutor se acerca con los brazos por delante "dibujando" la distancia que vamos a mantener. Es decir, nos saludan extendiendo los brazos hacia nosotros, pero sin acercarse, indicando que no nos podemos acercar a ellos con todo nuestro cuerpo. Los brazos cruzados también señalan que el sujeto está a la defensiva, dependiendo siempre del contexto.

Postura de las piernas

Las piernas cruzadas indican que la persona está cerrada. Esto se puede llevar al plano mental, al emocional e incluso al físico. Si nuestro interlocutor cruza las piernas cuando le estamos proponiendo un plan de ocio en pandemia, y si además lo acompaña con algún mensaje verbal más directo, es probable que no esté muy cómodo. Una pierna en movimiento muestra ansiedad o irritación.

Señales de estrés

Ser demasiado insistente con una persona que lleve al extremo el miedo al contagio puede ocasionarle estrés pasajero. Atento a las señales: cuello tenso, ceño fruncido, mandíbula cerrada mirada baja, etc.

Conducta física

La conducta "pandémica" de una persona nos puede dar muchas pistas sobre su percepción. De esta forma, si alguien no se nos acerca del todo cuando nos lo encontramos, si no se quita la mascarilla para nada, si se echa gel hidroalcohólico continuamente en las manos o si sabemos de antemano que apenas sale de casa, probablemente estemos ante una persona que tenga bastante respeto a la pandemia y no le haga gracia las reuniones sociales.

Señales verbales indirectas

A veces, con la intención de ser asertivos (es decir, expresar nuestra necesidad sin dejar de respetar al otro) se opta por dar un rodeo, dar un mensaje indirecto que resulte poco violento, que haga que el otro no se sienta ni atacado, señalado ni acusado. Para ello se usa lo que se conoce en el lenguaje coloquial como lanzar una indirecta. Por ejemplo, nada más llegar a la escena acompañan el saludo de frases del tipo "qué difícil esto de saludarse sin tocarse, ¿verdad? Pero es lo que hay", "qué pena esto de no tocarse, a ver si se acaba pronto esto y volvemos a saludarnos con normalidad y no como ahora" ... Es decir, no nos dirán directamente qué van a hacer o no hacer, sino que queda implícito en otros mensajes.

Mensajes verbales directos

Cuando nos indican proactivamente y sin rodeos, con palabras claras, que no quieren que nos acerquemos ni que les toquemos. Pueden hacerlo de una manera relativamente tajante, a riesgo de que lo interpretemos como "borde", frío o directamente hostil, pero con la ventaja de que su mensaje quede claro. También pueden decirlo de una manera más cuidadosa y asertiva, que no está reñida con ser claro, firme y directo. Si lo hacen así, aunque aparentemente se genera un roce durante un momento, en realidad no tenemos por qué sentirnos incómodos con el mensaje. Algunos ejemplos de señales verbales directas serían decir "date por abrazado", "me acercaría más pero ya sabes que no podemos". Tenemos que ser capaces de discurrir que una persona que no quiere un abrazo probablemente no reciba bien una propuesta para salir a cenar o quedar en grupo.