Una de las experiencias más significativas y gratificantes para todas las mujeres es la maternidad. Y uno de los mayores deseos, durante el período gestacional, es el de llegar a ver y tocar a su hijo. De hecho, casi todas las gestantes a partir del octavo mes comienzan a tomar plena conciencia de que tan solo deben transcurrir unas semanas para que tenga lugar el feliz desenlace que las va a permitir abrazar y besar por primera vez a su pequeño. Y así es. El parto se aproxima; el delicado equilibrio de sus hormonas cambia y, maravillosamente, se prepara para el esperado acontecimiento.

Pero es precisamente en este período cuando más se acusa el cansancio que provoca vivir dos seres en el mismo cuerpo; por eso son muchas las mujeres que presentan molestias que aunque no revisten especial importancia sí pueden alterar de manera significativa e importante su calidad de vida y ocasionarles un montón de preocupaciones innecesarias: dificultad para encontrar una postura en la cama cuando se disponen a dormir debido al sobrepeso; sensación de ahogo, ya que la caja torácica dispone de bastante menos espacio para ensancharse; agudización del estreñimiento, pues el intestino es comprimido por el mayor volumen uterino, y pesadez y edema de las extremidades inferiores, porque la circulación venosa disminuye al estar ligeramente oprimidas las venas ilíacas.

Ahora bien, deben tener muy presente todas las mujeres embarazadas que deseen mejorar su calidad de vida que las soluciones para estos pequeños contratiempos son fáciles y sencillas. Consisten, tan sólo, en hacer un especial hincapié en determinadas normas de higiene, ya recomendadas durante el período gestacional: extremar los cuidados que tienen relación con la alimentación, que debe ser ligera, variada y equilibrada, no exagerar las actividades cotidianas, practicar una buena gimnasia respiratoria, realizar ejercicio físico equilibrado, evitando esfuerzos excesivos, beber, al menos, un litro y medio de agua entre las comidas, mantener, o incluso aumentar, el aporte de fibra para facilitar los movimientos intestinales, mover mucho las piernas y descansar con ellas elevadas, con el fin de facilitar la circulación, todo ello complementado con un suave masaje, partiendo del tobillo y subiendo hacia la rodilla. Y algo muy importante: llevar a cabo ejercicios de comunicación con su hijo.

La verdad es que son, en definitiva, pequeños trucos que les van a permitir encontrarse en óptimas condiciones. ¿No les parece que vale la pena ponerlos en práctica?