Hace unos días, en una cena de amigos, dos de ellos, psiquiatras, hacían mucho hincapié en algo que me resulta muy interesante para compartirlo con ustedes: "aprendemos de nuestras experiencias más duras y el error fundamental radica en que perdemos el tiempo rumiando sobre los aspectos negativos de las situaciones más difíciles, en lugar de verlas como nuestros mejores maestros. De hecho, no tendríamos el conocimiento que ahora poseemos de no ser por esos reveses, los fallos cometidos y el sufrimiento soportado".

Y es que lo que realmente forma nuestro carácter, no son los sucesos más fáciles y llevaderos, sino los episodios más duros. De hecho, todos los expertos dicen que, para vivir la vida plenamente, es necesario asumir más riesgos y hacer las cosas que se temen. Dejar que pasen los días buscando seguridad es una pérdida de tiempo. Sin embargo, emplearlo en perseguir las oportunidades, es una elección más sensata. Porque, aunque es cierto que al implicarte en determinadas dificultades te puedes encontrar con un sinfín de fracasos, también lo es que éstos, los fracasos, son la vía rápida hacia el éxito.

Pero esto es necesario entenderlo muy bien. Porque si uno se pasa el tiempo recriminándose por los errores pasados, por todas las cosas que se hicieron mal, por ese negocio que no salió como uno deseaba, o por esa pareja que mejor sería no haberla conocido, lo único que conseguimos es darle vueltas y más vueltas a lo que no queremos y ¿qué es lo que conseguimos con ello? Pues, sencillamente, vivir sumergidos en un mar de negatividad, gastando energía en algo que ha ocurrido y que, por tanto, pertenece al pasado. Sin embargo, si centramos la atención y la carga emocional en buscar el lado positivo -que, ¡por supuesto!, todo desatino tiene- perderemos la necesidad de ser perfectos, adoptaremos una manera más sana de enfocar la vida y tendremos herramientas para que los errores no se repitan y no volvamos a tropezar en la misma piedra gracias al conocimiento que hemos adquirido.

Porque, señoras y señores, la vida es un camino más o menos largo. Para algunas personas es más escabroso. Pero nadie llega al final sin haber tropezado. Por eso, como decían mis amigos, no hay tragedias, sino lecciones, tampoco fracasos, solo resultados, ni problemas, ya que lo único que existe son oportunidades esperando ser reconocidas como soluciones. Personalmente, me encanta, ¿y a ustedes?