Ay, la globalización. Cuántas cosas buenas ha traído consigo, pero también cuántos quebraderos de cabeza. Que se lo pregunten a algún que otro enamorado (o ex enamorado).¿Cuántos noviazgos que parecían irrompibles han llegado a su punto final por culpa de la tan odiada distancia? ¿Cuántas lágrimas habrán humedecido las pantallas de tantos teléfonos? ¿Quién no ha deseado poder tocar a su pareja tras tantos días separados, y ha acabado besando a la pantalla en su lugar?

Una investigación llevada a cabo en Japón ha encontrado en estas personas anhelantes de un ósculo de su enamorado el objetivo al que dirigirse con su nueva invención. Un ‘gadget’ de extraño aspecto, pero cuya misión es de lo más loable. Se trata de camuflar la sensación de soledad y combatir la falta de contacto que impera en estas complicadas relaciones con un curioso accesorio mandando besos por teléfono.

Y es que hasta ahora el sonido acercaba la voz del interlocutor, y el vídeo permitía ver en directo a la persona al otro lado de la línea. La experiencia se completa satisfaciendo el sentido del tacto con este nuevo invento. Le han llamado ‘Kissenger’, al aparatito. Consiste en un complemento que, acoplado al 'smartphone' por la parte inferior, dota a nuestro terminal de una almohadilla en la que podremos aplicar nuestros besos.

Una de sus creadoras, la investigadora Emma Zhang Yang, expresa que “el beso es la expresión más directa y universal de la intimidad y el afecto. Es una manera para nosotros de vincular y mantener la intimidad en nuestras relaciones".

El diseño es por ahora un prototipo. Veremos cuántos corazones se salvan de acabar hechos añicos gracias a este curioso aparato.