Posición 29 de 129 en el Global Innovation Index. España no está para echar cohetes, cuando precisamente eso es lo que debería hacer: diseñar y lanzar cohetes. La innovación es la palanca del desarrollo que peor parada ha salido de la crisis, sin capacidad humana ni material para recuperarse de la década de plomo y recortes con que el país respondió a la Gran Recesión. La inversión en fuga, el gasto no ejecutado, el personal investigador fuera del país y un tejido industrial de pequeñas y medianas con poca capacidad de investigación desequilibran la palanca de la I+D en España.

El país ocupa el puesto 19 de 28 en el ranking de innovación de la Unión Europea, según el European Innovation Scoreboard 2019. Tercer escalón del pódium europeo. Bien merecido. Después de dar un recorte del 32% del presupuesto desde el inicio de la crisis, solo el 46,8% se emplea. Es decir: uno de cada dos euros públicos presupuestados no se gasta. Además, el número de empresas que hacen I+D en España es hoy un 30% inferior al de 2008.

Con este sombrío panorama, la innovación aumentó su peso en la estructura productiva del país por primera vez en siete años en 2017. Inversión pública y privada destinaron 14.052 millones de euros, 792 más que un año antes, lo que traduce un 6 % de subida. España mejora así sus cuentas por tercer año consecutivo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) recogidos por la Fundación Cotec para la innovación en su informe 2019. La mejora en cuanto a porcentaje del PIB es sin embargo poco significativa, con un 1,20% en 2017 frente al 1,19% de 2016, aunque todavía muy lejos del objetivo del 2% de inversión para 2020, un reto ya imposible.

Mientras el sector privado se esfuerza por tercer año en mejorar la inversión, la actividad en los centros de investigación del sector público y en las universidades, denuncia el informe de Cotec, contribuye muy poco a la recuperación de la I+D. Así las cosas y pese al esfuerzo inversor español, la brecha respecto a Europa sigue ampliándose. España, junto con Finlandia y Portugal, es uno de los tres únicos países europeos que no ha recuperado los niveles previos a la crisis.

Entre 2009 y 2017, España acumuló un 5,8 % de caída, frente al 22% que subió la media comunitaria. Al tiempo que España pierde peso frente a Europa, Europa lo hace ante China, que aumentó su inversión un 99 % entre 2009 y 2015, recoge el último informe Cotec.

La institución dirigida por la exministra Cristina Garmendia también pone de relevancia los desequilibrios endémicos en educación. La tasa de abandono escolar prematuro de España sigue siendo muy elevada, en concreto, la segunda de la UE. El número de graduados universitarios y el alto número de los que se inclinan por hacerlo en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) podrían garantizar a disponer de líderes potenciales para la innovación, se deriva del informe de Cotec. Desafortunadamente, desalienta, el mercado de trabajo español no está en disposición de absorberlos. Alumno aventajado, la empresa española PLD Space está sin embargo a punto de lograr un hito a nivel europeo: brindar un servicio privado de lanzamientos de cohetes reutilizables, un negocio que solo ofrece una decena de países en el mundo.

En referencia al gasto en I+D en educación superior, hay un aumento del 4,4% en el año 2017, en datos recogidos en el Informe 2018 de la Fundación CyD. "Por primera vez en siete años, se recupera la financiación de la I+D universitaria por parte de las empresa", revela la Fundación presidida por Ana Patricia Botín. Acompaña a esta subida el incremento en los últimos tres años del número de empleados en actividades de investigación y desarrollo.

De hecho, según la OCDE, España es uno de los países desarrollados que presentan un menor apoyo en I+D al sector privado. Ocupa la posición 25 sobre un total de 39. Mientras que en España solo representa el 49% de la inversión, en los países que son líderes el peso es mucho mayor: en Japón, Corea del Sur y China representa el 75% mientras que en Estados Unidos y Alemania el 60%. La Encuesta sobre actividades de I+D del INE, correspondientes al año 2017, vuelven a confirmar que las empresas españolas financian la I+D+i con recursos propios, con un aumento del 8,2% en 2018, una intensidad todavía insuficiente para acortar la distancia con Europa.

Pocos investigadores

Faltan cabezas pensantes. Y no porque no las haya, sino porque no tienen dónde. Solo el sector privado ha incorporado más investigadores que antes de la crisis -el público se encuentra aún por debajo en empleabilidad- y, aún así, se sitúa por debajo de la mitad de la media de la Unión Europea.

La Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (RAICEX), asociación que aglutina a más de 3.500 científicos e investigadores españoles que trabajan fuera del país, presentó el pasado febrero una propuesta con 10 medidas para facilitar el retorno de investigadores españoles del exterior. Entre las medidas que recoge su Informe ATRAE se encuentra la de impulsar un Pacto de Estado por la Ciencia, involucrando a todos los actores políticos y sociales, que garantice un sistema de ciencia e investigación "atractivo, estable y de calidad", así como "independiente de vaivenes políticos o ciclos económicos mediante la elaboración de un presupuesto competitivo, plurianual y blindado".

Así las cosas, el empleo en el sector privado se ha recuperado no obstante más rápido que el empleo en el sector público pero, aún así, continúa por debajo de los niveles óptimos de la Unión Europea. En 2017, España tenía 0,27 investigadores en el sector privado por cada 100 empleados, mientras que la media de la UE era de 0,45. La escasa oferta tampoco resulta atractiva en materia salarial, pese a que las retribuciones aumentaron un 12% entre 2008 y 2017.

Menos empresas en I+D

Todo este cocktail de datos desluce los avances en inversión en I+D de las organizaciones españolas. Con un 30% menos de empresas que en 2008 haciendo I+D en España, la brecha con Europa aumenta dejando al trasluz una gran disparidad entre pymes y grandes empresas, hasta el punto de que el esfuerzo en I+D de las pymes españolas solo está por debajo de las francesas y es muy superior al de las alemanas.

Dónde sí se ha puesto las pilas España es el programa H2020, el octavo programa marco de I+D+i de la Unión Europea, a través del que ha logrado financiar 5.419 proyectos por valor de 3.651 millones de euros. España ocupa así la tercera posición en el ranking de participantes, por delante de Francia, y la cuarta en financiación tras Alemania, Reino Unido y Francia.

También la igualdad es una asignatura pendiente en la I+D+I española y con la intención de alcanzarla nació a principios de año el Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación, presidido por la secretaria de Estado de Universidades, Investigación, Desarrollo e Innovación. Por hablar de mujeres a la cabeza de la innovación, la cofundadora y CEO de Bitbrain Technologies, María López, ha llamado la atención de Nissan, que le ha encargado desarrollar el primer prototipo que conecta la mente del conductor al coche.

La Fundación I+E, de la que forman parte grandes multinacionales instaladas en España, también hace su particular apuesta por la innovación en una de sus últimas publicaciones. En Palancas para mover España. Innovación, Industria y Formación ante el reto demográfico, la fundación aboga por la I+D como antídoto contra la despoblación. Así, en el informe señala que, allá donde se desarrolla, "la innovación genera ecosistemas que se traducen en riqueza, empleo cualificado, transferencia de conocimiento, emprendimiento€ y más innovación, en un círculo virtuoso".

De acuerdo con el informe de la OCDE R&D Tax Incentive Indicators 2018, España cuenta con uno de los mejores esquemas de incentivos fiscales a la innovación, junto con Francia y Portugal. Su capacidad, sin embargo, es tres veces menor que en Portugal (0,10 % del PIB), y diez veces menor que en Francia (0,29 % del PIB). Al país le hace falta más inversión y colaboración público privada. Y es que España necesita una sacudida radical, una estrategia coordinada entre gobiernos central, autonómicos y locales que acelere el paso de la innovación, como también se expone en el estudio El cambio hacia una España innovadora: el impulso de las multinacionales, realizado por IESE Business School y, de nuevo, la Fundación I+E.