En este confortable hábitat proliferan estos días numerosas ranas que ofrecen a los visitantes todo un espectáculo sonoro. El esmero vocal de los machos en busca de pareja y su continuo croar, propio de la época de reproducción, puede apreciarse a plena luz del día en el estanque del monte de San Pedro, que deja al descubierto la naturaleza en su esplendor.
