Visiblemente emocionada, la canciller Angela Merkel ha escuchado el trágico relato de los vecinos. Se ha desplazado hasta una de las zonas más afectadas por las inundaciones. Allí ha podido comprobar la solidaridad de su gente, de la que dice sentirse orgullosa. Por el momento ha prometido una rápida ayuda económica de 300 millones de euros, aunque se calcula que se necesitarán miles de millones más y muchos años hasta reparar todos los destrozos. También ha hablado sobre la revisión de los sistemas de alerta que tanta polémica están suscitando en el país y que se mostraron ineficaces para avisar a los ciudadanos de la catástrofe.